Conexiones entre microbiota, hormonas y trastornos neuropsiquiátricos infantiles
La disbiosis intestinal y las alteraciones hormonales del apetito en niños se asocian con autismo, TDAH y anorexia nerviosa, sugiriendo nuevas estrategias de tratamiento y diagnóstico.
La microbiota intestinal es reconocida como un factor ambiental crucial en el desarrollo cerebral y las funciones cognitivas, siendo su alteración objeto de creciente investigación en trastornos neuropsiquiátricos.
Este estudio transversal, liderado por la Dra. Marcela Soltysova de la Universidad Comenius de Bratislava, Eslovaquia, tuvo como objetivo comparar la composición de la microbiota intestinal, factores neurotróficos, biomarcadores de inflamación y hormonas reguladoras del apetito en niños y adolescentes con trastorno del espectro autista (TEA), trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y anorexia nerviosa (AN), frente a controles sanos, buscando identificar patrones comunes de disbiosis y explorar sus interrelaciones.
Participaron 117 individuos: 65 pacientes (30 niños con TEA, 21 adolescentes con AN, 14 con TDAH) y 52 controles sanos emparejados. Se excluyeron quienes usaron probióticos, antibióticos, ácidos grasos omega-3 o psicotrópicos un mes previo al muestreo. Se analizaron muestras de heces para microbiota (secuenciación de ADN) y marcadores inflamatorios (calprotectina y zonulina por ELISA), y plasma para factores neurotróficos (GDNF, BDNF, NGF, reelina) y hormonas de la saciedad (leptina, grelina, PYY, adiponectina) mediante ELISA.
Se observó una menor diversidad microbiana alfa en pacientes con TEA y TDAH, lo que sugiere una microbiota intestinal menos variada. Un hallazgo común en todos los grupos de pacientes fue la elevada proporción de Bacteroidetes/Firmicutes, un indicador de disbiosis. Específicamente, se identificó un aumento de Escherichia-Shigella en TEA y TDAH, y de Desulfobacterota en TDAH y AN, mientras que se registraron disminuciones de Bifidobacterium y Faecalibacterium, bacterias con roles probióticos conocidos. No se detectaron diferencias significativas en marcadores de inflamación intestinal (calprotectina) ni en factores neurotróficos. Sin embargo, en la regulación hormonal del apetito, los niveles de PYY fueron menores en TDAH, y en AN se observaron reducciones significativas de PYY, leptina y grelina, lo que indica una profunda alteración en el control del hambre y la saciedad.
Finalmente, el análisis reveló correlaciones importantes entre el IMC, las hormonas de la saciedad y la composición microbiana, resaltando la compleja interconexión del eje intestino-cerebro en la fisiopatología de estos trastornos.
El estudio confirma disbiosis en la microbiota intestinal de niños y adolescentes con TEA, TDAH y AN, con patrones comunes que indican un impacto generalizado en la salud intestinal. Las alteraciones en las hormonas de la saciedad en TDAH y AN resaltan la intrincada relación entre la microbiota, el eje intestino-cerebro y el metabolismo. Estos hallazgos contribuyen a la comprensión de la etiopatogenia de estos trastornos neuropsiquiátricos, abriendo vías para futuras estrategias diagnósticas y terapéuticas no invasivas.
Fuente bibliográfica
Gut microbiota in children and adolescents with autism, ADHD and anorexia nervosa, and its link to the levels of satiety hormones
Soltysova M, et al.
Neuroscience 585 (2025) 394–407