SAVALnet EC

Las revisiones sistemáticas y los metanálisis previos que explican la relación entre la calidad de los hidratos de carbono y la salud han examinado generalmente un único marcador y un número limitado de resultados clínicos. El objetivo de este estudio fue cuantificar con mayor precisión el potencial predictivo de varios marcadores, determinar cuáles son más útiles y establecer una base de pruebas para establecer recomendaciones cuantitativas sobre la ingesta de fibra dietética.

Se realizó una serie de revisiones sistemáticas y metanálisis de estudios prospectivos publicados desde el inicio de las base de datos analizadas hasta el 30 de abril de 2017, y de ensayos controlados aleatorios publicados hasta el 28 de febrero de 2018, los que informaron sobre los indicadores de calidad de carbohidratos y la incidencia de enfermedades no transmisibles, mortalidad y factores de riesgo. Las publicaciones se identificaron mediante búsquedas en PubMed, Ovid MEDLINE, Embase y el Registro Cochrane de Ensayos Controlados. Se excluyeron reportes sobre enfermedades crónicas, suplementos y reducción de peso. Las búsquedas, extracción de datos y la evaluación de sesgos se realizaron por duplicado y de forma independiente. Se consideró la solidez de las estimaciones agrupadas a partir de modelos de efectos aleatorios con análisis de sensibilidad, metarregresión, pruebas de dosis-respuesta y análisis de subgrupos. Finalmente, se utilizó el enfoque GRADE para evaluar la calidad de la evidencia.

Se incluyeron alrededor de 135 millones de personas-año de datos de 185 estudios prospectivos y 58 ensayos clínicos con 4.635 adultos. Los datos observacionales sugieren una disminución del 15 - 30% en la mortalidad cardiovascular y por todas las causas, además de la incidencia de enfermedades coronarias, mortalidad por accidente cerebrovascular, diabetes tipo 2 y cáncer colorrectal, al comparar a los mayores consumidores de fibra dietética con los que ingieren en bajos niveles. Por su parte, los ensayos clínicos muestran una reducción significativa del peso corporal, presión arterial sistólica y colesterol total cuando se contrasta el alto nivel de ingesta con cantidades inferiores. La reducción del riesgo asociada a una serie de resultados críticos fue mayor cuando el consumo diario se situó entre 25 y 29 g. Las curvas de dosis-respuesta sugirieron que un mayor aporte de fibra podría conferir un beneficio aún superior y proteger contra enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y cáncer colorrectal y de mama. Además, se observaron hallazgos similares para los granos enteros. Respecto a la evidencia de estudios observacionales, se apreció una disminución menor o nula del riesgo al comparar los efectos de dietas con bajo índice glucémico. La certeza de las pruebas acerca de las asociaciones entre la calidad de los carbohidratos y los resultados críticos se clasificó como moderada para la fibra dietética, de baja a moderada para los cereales integrales y de baja a muy baja para el índice glucémico dietético y la carga glucémica. Los datos relativos a otras exposiciones dietéticas son escasos.

En suma, los hallazgos de estudios prospectivos y ensayos clínicos asociados con una ingesta relativamente alta de fibra dietética y cereales integrales, fueron complementarios, y las llamativas pruebas sobre dosis respuesta indican que las relaciones con varias patologías no transmisibles podrían ser causales. Se espera que la aplicación de recomendaciones para aumentar la ingesta de fibra y sustituir los granos refinados por enteros beneficie a la salud humana. Una de las principales fortalezas de la presente investigación fue la capacidad de examinar indicadores clave de la calidad de carbohidratos respecto a una variedad de desenlaces de enfermedades no transmisibles en un solo estudio. Los hallazgos se limitan a la reducción del riesgo en la población en general, en lugar de los que padecen patologías crónicas.