Cardiología
Personas pesimistas son más propensas a sufrir enfermedad coronaria
El estudio prospectivo muestra una relación positiva entre las muertes por causas coronarias y una mayor prevalencia de este estado de ánimo psicológico.
La mortalidad por enfermedad coronaria (EC) se mantiene en niveles bastante elevados. La investigación sobre sus factores de riesgo y tratamiento se ha centrado en componentes fisiológicos, sin embargo, existe una creciente cantidad de evidencia que conecta la salud mental y los rasgos de personalidad con la EC. Las pruebas que correlacionan la EC y los comportamientos pesimistas o una disposición optimista, son relativamente escasos.
Por lo tanto, el objetivo de este estudio realizado por investigadores del Departamento de Psiquiatría del Hospital Central de Päijät-Häme (Finlandia) fue evaluar la relación entre optimismo, pesimismo y mortalidad por EC. Para ello elaboraron un análisis prospectivo de 11 años de duración sobre una muestra regional de tres cohortes: de 52 a 56 años, de 62 a 66 y de 72 a 76 años al inicio de la investigación (N = 2.815). Los niveles de optimismo disposicional y pesimismo de los sujetos de estudio se determinaron al comienzo utilizando una versión validada de la Prueba de Orientación de Vida (LOT-R). Once años más tarde, los resultados y datos de seguimiento sobre EC como causa de muerte se utilizaron para calcular las probabilidades. Finalmente, se realizaron ajustes para el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los resultados evidenciaron que aquellos que murieron a causa de EC fueron significativamente más pesimistas que los demás integrantes de la cohorte. Este hallazgo se aplica tanto a hombres como a mujeres. Entre los individuos del cuartil más alto de pesimismo, el riesgo ajustado de muerte por EC fue aproximadamente 2,2 veces superior (OR 2,17; IC del 95%: 1,21 - 3,89) en comparación con los sujetos del cuartil más bajo. Por último, el optimismo no pareció tener ninguna relación con el peligro de mortalidad inducida por EC.
En suma, el pesimismo parece ser un factor de riesgo sustancial para la muerte por enfermedad coronaria. Como variable fácilmente medible, podría ser una herramienta muy útil junto con otros componentes conocidos para determinar el peligro de mortalidad a causa de esta patología.
