Pediatría
Probióticos no protegen contra el asma y sibilancias
No se encontraron pruebas que hayan apoyado una asociación protectora entre probióticos perinatales y el asma infantil o sibilancias. Además, éstos podrían estar ligados a un aumento en las infecciones del tracto respiratorio inferior.
Durante el último medio siglo, ha habido un fuerte incremento de la prevalencia mundial del asma, especialmente en niños. Se estima que alrededor de 300 millones de personas en todo el mundo padecen asma, y la prevalencia se incrementa en un 50% cada década.
Mediante una revisión sistemática y meta-análisis de ensayos controlados aleatorios, Meghan B. Azad y colegas del Departamento de Pediatría de la Universidad de Alberta, en Edmonton, Canadá, evaluaron la relación de los probióticos durante el embarazo o la infancia con el asma infantil y las sibilancias. Se realizaron búsquedas en Medline, Embase y Cochrane Library hasta agosto de 2013, además en la plataforma de ensayos clínicos de la Organización Mundial de la Salud y en actas de los congresos más relevantes. Dos revisores identificaron de forma independiente los ensayos controlados aleatorios que habían evaluado a los probióticos administrados a las madres durante el embarazo o al bebé en el primer año de vida. El resultado primario fue el diagnostico médico del asma; y las medidas de resultado secundarias incluyeron sibilancias e infecciones del tracto respiratorio inferior.
Se identificaron 20 ensayos elegibles que incluían 4866 niños. Todos fueron heterogéneos en el tipo y duración de la suplementación con probióticos, y tiempo de seguimiento. Sólo cinco realizaron un seguimiento más allá de los 6 años de edad (media de 24 meses), y no tuvieron poder estadístico para detectar el asma como resultado primario. La tasa global de diagnostico asmático fue del 10,7%, las tasas globales de sibilancias e infección del tracto respiratorio inferior fueron 33,3% y 13,9%, respectivamente. Entre 3257 recién nacidos incluidos en nueve ensayos con datos para el asma, el riesgo de asma en los participantes asignados al azar a recibir probióticos fue 0,99 (intervalo de confianza del 95%: 0,81 a 1,21, I2 = 0 %). El riesgo de sibilancias fue de 0,97 (0,87 a 1,09, I2 = 0%, 9 ensayos, 1949 neonatos). Entre 1364 recién nacidos incluidos en seis ensayos, el peligro de infección del tracto respiratorio inferior después de la suplementación con probióticos fue de 1,26 (0,99 a 1,61, I2 = 0%).
Finalmente, no se encontraron pruebas que apoyen una asociación protectora entre el uso de probióticos y el asma o sibilancias durante la infancia. No existen ensayos controlados aleatorios que hasta la fecha puedan recomendar a los probióticos para la prevención primaria de estos trastornos.
