Dr. Iván Chérrez Ojeda:
“Con los alérgenos, se debe estar atento a todo el organismo”
Estornudos, comezón nasal y moqueo son algunos de los síntomas más comunes de los pólenes en el aire. Sin embargo, las alergias pueden comprometer otras partes del cuerpo.
Una alta concentración de pólenes y esporas de hongos en el aire de la ciudad de Guayaquil fue lo que encontró una investigación llevada a cabo por la Universidad Espíritu Santo a través de sus estaciones de aerobiología.
Así lo cuenta el doctor Iván Chérrez Ojeda, experto alergólogo, profesor investigador de la institución y líder del estudio. "Con sorpresa, encontramos 11 tipos diferentes de pólenes, algunos en mayor cantidad que otros. Las principales fueron las poáceas, ambrosías y plumeria rubra".
Estas partículas pueden provocar sintomatología incluso en quieres nunca han tenido alergias o pueden derivar en complicaciones que van más allá de las enfermedades respiratorias.
- ¿Cuáles son los síntomas de alergia más comunes que están experimentando los residentes?
Los más frecuentes siempre son las rinitis, que incluyen estornudos, comezón nasal, moqueo -de color transparente- y goteo post nasal. A veces, puede venir acompañada de asma y síntomas como silbidos en el pecho, tos crónica, falta de aire, conjuntivitis, molestias o picazón en los ojos.
- ¿Cuáles son las complicaciones asociadas?
Cuando se habla de los pólenes y de contaminación ambiental, se suele pensar solamente en problemas respiratorios. Sin embargo, hay un montón de estudios que demuestran que los contaminantes y esporas que se aspiran contribuyen también al daño cardiovascular e intestinal con una alteración de la microbiota. Se debe estar atento no solamente al pulmón y a las vías respiratorias, sino a todo el organismo.
- ¿Cómo se relacionan las alergias con este daño cardiovascular?
Hay varias teorías. Por ejemplo, los pacientes con asma bronquial tienen más riesgo de tener estas enfermedades porque, parece ser, que esa inflamación constante libera un componente que favorece el desarrollo de este tipo de patologías.
Sobre todo, en pacientes adultos que tienen sobrepeso y reúnen ciertas condiciones, se debe ver la alergia como sistémica y con la capacidad de afectar otros órganos a través de mecanismos de inflamación crónica.
Las alteraciones del epitelio que recubre las vías respiratorias producen inflamación y estimulan el sistema inmunológico para liberar diversas sustancias. Dentro de eso, se puede dañar el endotelio.
- En relación con las vacunas, ¿cuál es el aporte de esta investigación?
Nuestro objetivo en los próximos cinco a siete años es poder desarrollar inmunizaciones propias y locales. Las inoculaciones se pueden poner desde temprana edad, al igual que la alergia se puede estudiar desde el nacimiento. Esto, evita que los niños se compliquen.
Se sabe que en los próximos cinco a diez años, habrá más enfermedades respiratorias debido al COVID y, como es un virus, puede provocar problemas pulmonares. Los años que usamos mascarilla y nos lavamos las manos, el resto de los microorganismos no atacaron tanto. Entonces, perdimos defensas. Ahora, han vuelto con todo. Eso se llama la deuda inmunológica. La influenza, el sincicial respiratorio y rinovirus están atacando con tanta fuerza que los niños pueden terminar internados.
- ¿Cuáles son las próximas etapas de esta investigación?
En la siguiente fase del estudio, que se va a llevar a cabo el 2025, queremos ver si hay una correlación entre esta alta concentración de pólenes y la sensibilización de los pacientes. Al haber épocas del año donde hay más esporas, buscamos si existe un aumento en las consultas por problemas respiratorios o problemas de alergia.
El próximo año, vamos a tener el aparato que permite examinar cuáles son los contaminantes ambientales y todas las sustancias que contribuyen al daño en el organismo.
Por Dominique Vieillescazes