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Los estudios científicos de los probióticos se remontan a 1905, cuando Elie Metchnikoff –microbiólogo ruso y Premio Nobel de Fisiología en 1908, que había trabajado con Pasteur- acreditó que la asociación de la longevidad entre los búlgaros no se debía al yogur que habían consumido, sino que a los lactobacilos utilizados para fermentarlo y a la presencia de ellos en el colon.

La asociación histórica entre estos microorganismos vivos y los productos lácteos fermentados ha dado lugar a diversas investigaciones, que han validado las observaciones del doctor Metchnikoff y demostrado sus propiedades beneficiosas para la salud.

Hoy se sabe que corresponden a microrganismos que se incorporan a los alimentos como ingredientes funcionales, entregando diversos beneficios para la salud mediante la mejora del sistema digestivo e inmunológico, junto con cooperar positivamente en enfermedades como el colon irritable.

El doctor Arthur Ouwehand, director del grupo de investigación y desarrollo de nutrición activa de DuPont en Finlandia, ha desplegado una carrera profesional con principal foco en esta materia. Sus estudios han ayudado a conocer cuál es la influencia de ellos en la composición y actividad de la microbiota intestinal.

El autor de más de 250 artículos en revistas y editor de tres libros, conversó con SAVALnet sobre el rol de los probióticos, su aporte, estudio y desarrollo a futuro.

- Doctor, nuestra evolución se ha visto “favorecida” o ha “dependido”, en cierto modo, de la existencia de la microbiota humana…

Como seres humanos hemos evolucionado junto a nuestros propios microbios. Sin embargo, durante los últimos años nos hemos ido alejando y porque con ellos surgen ciertas enfermedades. Este distanciamiento ha hecho que nuestro sistema inmune no se entrene correctamente, por eso es de suma importancia que los niños jueguen en la tierra, de esa manera su organismo se entrenará a diversos microbios y su sistema inmune tendrá mayores opciones de acción y respuesta.

- ¿Cómo se selecciona una determinada cepa para que sea considerada probiótica?

Hay muchos factores que se deben tomar en cuenta a la hora de seleccionar una cepa de bacteria como probiótico. Lo más importante es que ésta tenga beneficios para la salud. Para poder saber si eso es así, debemos realizar estudio in vitro en animales y, por supuesto, estudios clínicos en grupos de pacientes en los cuales queremos producir cambios. En cuanto a la selección de la bacteria, muchas veces, encontramos excelentes candidatas, pero aun así tenemos que asegurarnos que la cepa tenga buenas propiedades de funcionamiento para que puedan ser procesadas en grandes cantidades; sea estable; y, lo más importante, que se mantengan vivas dentro del producto. Lo más importante es que el producto sea beneficioso para la salud. Saber con qué estás trabajando es la base para continuar en la producción de un probiótico.

- ¿En qué trastornos digestivos existe mayor evidencia científica de sus beneficios?

Hay muchas instancias en las que un probiótico puede proveer beneficios para la salud, pero efectivamente hay una serie de condiciones que demuestran más evidencia que otras. Por lo general, uno de los objetivos principales de los probióticos ha sido la lucha contra la diarrea. En esa materia hay muchísima documentación que menciona que una buena combinación permitiría reducir el riesgo de ella y su duración. Otro de sus beneficios se puede observar sobre las infecciones respiratorias y esto tiene relación con que el sistema inmune es muy relevante para el intestino: cuando éste se exponer a probióticos se modifica, de modo que las células inmunes comienzan a desplazarse por el cuerpo, generando beneficios a nivel de infecciones respiratorias y de condiciones relacionadas con la piel.

- ¿Cómo se puede diferenciar una buena combinación de probióticos de otra que no lo es? 

Para alguien que no es experto, la verdad es que no es tan fácil, pero sí existen algunas reglas básicas. La primera es que el producto tenga la cantidad suficiente de microorganismos, ojalá idéntico al número con que se realizan los estudios en humanos; que haga mención sobre qué tipo de organismos contiene y a qué cepa corresponde, de esa manera se sabe realmente lo que se está consumiendo; y también es importante conocer el tiempo de vida de los organismo, ya que es diferente la cantidad que contiene al recién producirse que a unos meses después. Todas estas reglas nos permiten trabajar con el sentido común.

- ¿Qué tan importante puede ser el uso de probióticos en la modulación de la respuesta inmune?

Los probióticos, en general, tienen gran potencial dentro de la respuesta inmune, pero debemos recordar que tenemos una pequeña ventana de oportunidades para fortalecerla y eso se da dentro de la primera mitad del año de vida. Además, como mencioné antes, el hecho que estemos viviendo en una cultura que tiende a alejar los microbios, refuerza la necesidad de acercarnos a estos alimentos funcionales.

- ¿Podría ser relevante su administración en futuras madres y lactantes?

Un gran número de estudios ha demostrado que las mujeres embarazadas deben comenzar la ingesta de probióticos antes del nacimiento y, ojalá, continuar entregándole al niño. De esta manera se puede prevenir, por ejemplo, el eccema atópico. Sin embargo, cuando alcanzamos la madurez, también podemos reforzar nuestro sistema inmune a través del consumo de probióticos de manera personal.

- En el futuro cercano, que novedades se darán a conocer sobre esta materia

Específicamente hay dos áreas que se irán desarrollando fuertemente dentro de los próximos tres o cinco años. Una de ellas será el tema del control de peso, en el sentido que los probióticos aportarán en la resistencia de diversos síndromes metabólicos. La otra, y quizás esté más alejado, pero viene de todos modos, es en la salud cognitiva, principalmente, asociado al estrés y ansiedad. Estos síntomas están directamente relacionados con el intestino y la microbiota.

- ¿Cree usted que las personas adoptarán prácticas tradicionales como la fermentación parcial de alimentos, incorporando probióticos en su alimentación cotidiana?

Efectivamente, los probióticos pueden ser incluidos en una gran variedad de alimentos, pero es importante que distingamos aquellos que son sólo fermentados y los que, efectivamente, cuentan con probióticos. Por ejemplo, en el yogurt existen organismos que proveen ciertos beneficios para la salud e incluso alivian síntomas de intolerancia a la lactosa, pero aun así no los podríamos llamar propiamente probióticos, porque no han sido elaborados ni estudiados propiamente para la salud intestinal de las personas, por eso no los consideramos como tal.

- Finalmente, su masificación en alimentos o en suplementos ¿puede ser una iniciativa que contribuya a mejorar los índices sanitarios de países en desarrollo?

Se podría decir que los países en vías de desarrollo tienen necesidades alimentarias bastante más específicas. Mi experiencia me indica que el tema de mayor relevancia para ellos es la diarrea en menores de cinco años. En esta área, los probióticos podrían ser muy beneficiosos, pero hay un punto importante: el precio. Es difícil que países con escasos recursos inviertan en estos productos. Ojalá los gobiernos sí lo hicieran, porque prevenir el riesgo de enfermedades siempre será más barato que tratar la condición.

Por María Ignacia Meyerholz