Dra. Patricia Delgado Cedeño:
"La enfermedad cardiovascular es prevenible en un 80%"
Para alcanzar este objetivo la prevención primaria es fundamental. Esta consiste en adoptar una serie de medidas enfocadas en evitar la ocurrencia de complicaciones cardiovasculares a largo plazo.
Durante las últimas tres décadas, se han observado un importante descenso en la mortalidad de hombres y mujeres por enfermedad cardiovascular (ECV), especialmente en el grupo de más de 65 años. Sin embargo, datos recientes sugieren un estancamiento en la incidencia y mortalidad de la enfermedad coronaria, entre las mujeres más jóvenes (<55 años).
El riesgo cardiovascular en ellas ha sido subestimado debido a interpretaciones y percepciones erróneas, tanto por las pacientes como por los profesionales de la salud. "En la última década, gracias a los esfuerzos de concientización, ha mejorado el reconocimiento de las ECV como la principal causa de morbilidad y mortalidad en las mujeres", destaca la doctora Patricia Delgado Cedeño, directora del Instituto Ecuatoriano del Corazón (IECOR) en Guayaquil.
La especialista en cardiología formada en el Instituto del Corazón (INCOR) del Hospital das Clínicas de San Paulo (USP) comenzó a formarse en el área con el doctor Alfredo Palacio, "él fue mi mentor. Es un destacado cardiólogo nacional, expresidente de Ecuador, que realizó sus estudios en Estados Unidos. Al volver revolucionó nuestra práctica, al incorporar la medicina basada en la evidencia a nuestro quehacer. Él me instó a seguir por esa vía. Incluso trabajamos juntos en un libro sobre prueba de esfuerzo junto al doctor Carlos Velasco".
La doctora Delgado participó en la elaboración de la Primera guía latinoamericana de práctica clínica sobre prevención primaria de enfermedad cardiovascular en la mujer, "que recoge la experiencia de 15 sociedades científicas y en la que participamos 77 autores".
Este trabajo, "busca que los médicos de todo nivel tengan acceso a ella para poder sospechar de los factores de riesgo (FR) tradicionales, pero también de los emergentes como la depresión, ansiedad, estrés, así como haber recibido tratamiento oncológico, que genera cardiotoxicidad y los que son propios en las mujeres como los relacionados con las hormonas".
- ¿Cuál es el estado actual de la ECV en las Américas y El Caribe?
Continúa siendo la más prevalente dentro de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). A nivel mundial, cada año mueren más personas por ECV que por cualquier otra causa, principalmente, cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular. Más de tres cuartas partes de estos decesos se producen en países de bajos y medianos ingresos, donde los casos siguen aumentando. Esa es nuestra realidad, donde la carga está directamente relacionada con el nivel socioeconómico contribuyendo al aumento de la brecha de inequidad en la Región. Por ello, es crucial desarrollar intervenciones que aborden las ECV dentro de un marco que interrumpa las raíces que explican el gradiente social en estas patologías.
-¿Qué podría comentarnos sobre los factores de riesgo prevalentes?
En Latinoamérica se hizo el estudio INTERHEART, el cual demostró que los factores de riesgo más importantes para generar, por ejemplo, cardiopatía isquémica, eran la dislipidemia, hipertensión, diabetes, tabaquismo, así como las alteraciones psicosomáticas.
Este trabajo tiene un lugar protagónico, porque estos factores de riesgo prevalentes, que son típicamente conocidos y mundialmente aceptados tanto en el hombre como en la mujer, siguen liderando las cifras y son los que generan los infartos. Y eso debemos darlo a conocer, porque si un paciente tiene uno o más factores de riesgo, el contexto del riesgo cardiovascular global va aumentando y así también lo hace la probabilidad de tener un infarto agudo al miocardio.
- En ese sentido, ¿qué estrategias de salud se están realizando para combatir este problema?
La ECV continúa liderando la prevalencia y mortalidad. Por eso, los efectos adversos mayores (infarto cardiaco y cerebral, insuficiencia cardiaca y fibrilación auricular) siguen siendo los más prevalentes. A pesar de los esfuerzos, existen muchos factores que confluyen para que eso se eternice y no se haya conseguido bajar las cifras.
A nivel de los países del norte (Estados Unidos y Canadá) se realizan muchísimas campañas de prevención cardiovascular, pero en América latina esa realidad es distinta. Y ese enfoque debería potenciarse, porque la ECV es prevenible en un 80%.
Nosotros en el Instituto Ecuatoriano del Corazón (IECOR) desarrollamos cinco campañas en el año, porque tengo la total convicción de que si intentamos llegar a la comunidad para sembrar ideas podrían generarse cambios importantes comportamentales en la población.
- ¿Cuáles son las características diferenciales en la etiopatogenia y fisiopatología de la ECV en hombres y mujeres?
Ambos comparten factores de riesgo tradicionales como hipertensión arterial, colesterol alto en sangre, diabetes, tabaquismo y obesidad con diferencias en la prevalencia e impacto que pueden tener sobre el riesgo cardiovascular. Pero la mujer tiene factores de riesgo únicos que son los relacionados con las hormonas, como la menopausia precoz (antes de los 40 años) o temprana (antes de los 45 años), síndrome de ovario poliquístico y trastornos del embarazo (preeclamsia, eclampsia, diabetes gestacional, obesidad o parto pretérmino).
Y en las herramientas actuales de evaluación de riesgo existen, además, los llamados factores de riesgo emergentes y no tradicionales como la enfermedad autoinmune, depresión, estrés, cardiotoxicidad por tratamiento oncológico y polución ambiental.
- Con el mayor conocimiento de la enfermedad cardiovascular en la mujer, ¿se han elaborado guías o consensos regionales específicos para este grupo?
La Sociedad Interamericana de Cardiología (SIAC) editó la Primera guía latinoamericana de prevención primaria de enfermedad cardiovascular en la mujer, que recoge la experiencia de 15 sociedades científicas y que presentamos en Miami en junio durante el congreso.
La guía busca que las y los médicos tratantes tengan una visión amplia de la prevención de la ECV en la mujer para lograr un mejor diagnóstico y tratamiento que contribuya a mejorar la calidad de vida y a disminuir la mortalidad por esta causa. Y para eso, además de los factores de riesgo a considerar, se proponen intervenciones terapéuticas en prevención primaria (farmacológicas y no farmacológicas), enfatizando que las particularidades de las mujeres latinoamericanas, relacionadas con su etnia y cultura, necesitan ser analizadas más ampliamente por los especialistas.
- ¿Desde el IECOR cómo impulsan la prevención?
En 2015, comencé esta lucha y, a través de la presidenta de la Asamblea Nacional, conseguimos que se aprobara por unanimidad un Día de Concientización, que es el primer viernes del mes de febrero, el cual concuerda con el Día Mundial de la Salud Cardíaca en Estados Unidos. A partir de ahí realizamos cinco campañas de concientización en prevención, la que tiene tres etapas: primordial, que comienza cuando el niño nace hasta los 20 años y qué consiste en enseñar buenos hábitos; luego viene la primaria que se centra en combatir los factores de riesgo para que la suma de ellos no lleve a la prevención secundaria.
La segunda campaña es el 8 de marzo para el Día Internacional de la Mujer, la tercera es el 17 de mayo qué es el Día de la Hipertensión Arterial; la cuarta la hacemos durante el Día Mundial del Corazón y cerramos con nuestro congreso internacional los últimos días de octubre, para recoger toda la actualización en cardiología que se ha dado durante el año. Con estas pequeñas cosas esperamos estar haciendo un cambio.
Por Carolina Faraldo Portus