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11 Enero 2021

Dr. Juan Pablo Barros Varas:

“La obesidad es multicausal y debe tratarse integralmente”

Además de representar una de las pandemia del siglo XXI, este problema de salud contribuye al desarrollo de patologías crónicas que generan altos costos a las personas y los sistemas de atención.

La obesidad es una de las mayores problemáticas a las que se enfrenta la sociedad en el siglo XXI, al ser una enfermedad sistémica, multiorgánica, metabólica e inflamatoria crónica, determinada por la interrelación entre lo genómico y lo ambiental, fenotípicamente expresada por un exceso de grasa, que conlleva un mayor riesgo de morbimortalidad.

Su prevalencia ha alcanzado horizontes alarmantes en todo el planeta. Según la Organización Mundial de la Salud, se trata de la segunda causa de muerte que cada año cobra la vida de 2,8 millones de personas, cifra que supera ampliamente al número de decesos producidos por insuficiencia ponderal. Por tal razón, en 2004 se empieza a considerar como una pandemia.

De mantenerse esta tendencia, para 2030 más de 40% de la población tendrá sobrepeso y la quinta parte será obesa. Si bien la fórmula para terminar con ella aún no se descubre, para el doctor Juan Pablo Barros Varas, jefe del Servicio de Cirugía del Hospital de Copiapó en Chile, esta “tiene que ver con hábitos incorrectos de alimentación, sedentarismo, niveles de estrés, genética, medio ambiente, factores emocionales, entre otros”. 

“Al ser de origen multicausal, se debe tratar de forma multidisciplinaria e integral por un equipo altamente capacitado, para así identificar qué es lo que lleva al paciente a ser obeso y tratarlo en conjunto”. 

Como cirujano bariátrico sabe que la solución va más allá del suministro de fármacos o de una operación. “El tratamiento debe tender a brindar un enfoque conjunto de profesionales especializados. Eso es lo que finalmente marcará el éxito de su abordaje, porque esta patología crónica afecta a la sociedad completa y con mucho pesar vemos que se incrementa en nuestros niños”.

- Doctor, ¿cuál es la razón de las altas tasas?

La modernización ha traído de la mano un mayor acceso a bienes de consumo que antes eran impensados para muchos sectores de la sociedad. Esto se ve reflejado en alimentos ultraprocesados, ricos en calorías y bajos en nutrientes que están al alcance de todos los estratos socioeconómicos y a un precio menor que productos con buena calidad nutricional. Además, nuestro sistema de vida actual lleva a tener largas jornadas de trabajo fuera de casa, con un nivel de estrés no menor asociado a pésimos hábitos alimentarios y grandes niveles de sedentarismo, sin olvidar que dejamos a nuestros niños a merced de la propaganda y publicidad de los medios de comunicación y las redes sociales que los priva de realizar actividad física como antaño y los lleva a pasar largas horas frente a una pantalla de televisión o de aparatos electrónicos. Eso les ha hecho mucho daño y las consecuencias están a la vista: los niveles de obesidad infantil son cada vez mayores y preocupantes. 

- Y su prevalencia en Latinoamérica...

Ha triplicado sus niveles de obesidad desde 1975 a la fecha. Los datos son abrumadores. Según la OMS, 105 millones de personas la padecen, es decir, un 24% de la población de la región, que se coloca así a la cabeza de la ingesta excesiva de calorías en todo el mundo. Y, lamentablemente, sigue en aumento. 

- ¿Por qué ha sido calificada como la pandemia del siglo XXI?

La obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial. Anualmente mueren, como mínimo, 2,8 millones de personas por esta causa. Si bien anteriormente se consideraba un problema confinado a los países de altos ingresos, en la actualidad es prevalente en naciones de recursos bajos y medios. Por ende, ya se habla no tan solo de epidemia, sino de pandemia.

- A propósito de la pandemia, la evidencia señala que existe una relación de riesgo entre COVID-19 y obesidad...

Absolutamente, pues tienen una condición basal de inflamación crónica que los hace susceptibles de contraerla, con un mayor riesgo respecto a la población no obesa. Además de tener más probabilidad de necesitar ventilación mecánica, tienen menos posibilidades de resistirla y salir de ella. En resumen: es un factor de gravedad. Esto se ha demostrado en publicaciones científicas internacionales y en Chile existen varios grupos de investigación que estamos trabajando en estudiar esta relación. Particularmente, en el Hospital Regional de Copiapó tenemos un equipo multidisciplinario que está, junto a profesionales de la salud de la Universidad de Atacama, elaborando un trabajo al respecto en nuestras Unidades Críticas de Cuidado. 

 - ¿Cuál es el efecto que tiene la microbiota intestinal en el desarrollo de la obesidad?

Diversos estudios muestran que juega un papel muy importante en el balance energético. En los pacientes obesos está alterada y, por tanto, eso tiene efectos en la permeabilidad intestinal, porque contribuye a un enlentecimiento del metabolismo. Las bacterias que metabolizan los carbohidratos van a favorecer la extracción de energía depositándolo como tejido adiposo, facilitando el estado inflamatorio. Todo esto favorece la ganancia de peso. Mantener una dieta equilibrada aumentando la ingesta de fibra con frutas, verduras y legumbres es clave, así como el favorecer nuestra flora intestinal incorporando prebióticos y probióticos. 

- ¿En qué pilares se sustenta su abordaje?

La obesidad es una enfermedad multifactorial que tiene como resultado una acumulación excesiva de grasa, debido a la mayor ingesta de calorías sobre el gasto de ellas. No se trata solamente de que se consuma más energía de las que se gastan. El problema es más profundo. Tiene que ver con hábitos incorrectos de alimentación, sedentarismo, niveles de estrés, genética, medio ambiente donde se está inmerso, factores emocionales, entre otros. Al ser una afección de origen multicausal, se debe tratar de forma multidisciplinaria e integral, por un equipo altamente capacitado, para lograr identificar qué es lo que lleva al paciente a ser obeso y tratarlo en conjunto. No se trata solo con suministrar fármacos u operar. La finalidad del tratamiento es brindar un enfoque de profesionales especializados. Eso es lo que marcará el éxito de su abordaje.

- Si bien los avances están permitiendo personalizar el tratamiento farmacológico y la dieta, ¿cuándo se debe prescribir la cirugía bariátrica?

Este procedimiento tiene sus indicaciones bien establecidas en pacientes con obesidad mórbida (IMC mayor a 40) y con obesidad tipo 2 (IMC mayor a 35) asociada a comorbilidades como diabetes mellitus, hipertensión arterial, resistencia a la insulina, hígado graso, dislipidemia, apnea del sueño, entre otras. Se solicita que las personas intenten por medios no quirúrgicos lograr mejorar sus hábitos, pero esto lo logra aproximadamente solo un 5% de ellas. 

- ¿Existe alguna contraindicación?

Esta intervención quirúrgica cada vez tiene menos, ya que su nivel de seguridad está alcanzando porcentajes muy parecidos a los de una colecistectomía o a una apendicectomía, que son las cirugías más realizadas por los cirujanos generales. La exclusión absoluta está dada por un paciente que tenga un cáncer activo o alguna patología psiquiátrica no tratada que interfiera con el manejo multidisciplinario que esta enfermedad requiere.

- En este ámbito, ¿qué avances se han ido desarrollando?

Existen varios. El proceso anestésico es más seguro que antes, los insumos utilizados para seccionar y suturar estómago e intestino son mucho mejores y están sometidos a exigentes pruebas de calidad. A su vez, han surgido procedimientos mínimamente invasivos que, incluso, han ido desplazando a la cirugía, como intervenciones endoscópicas e instalación de balones gástricos incluso sin endoscopía y de forma ambulatoria. Durante la próxima década, experimentaremos una cantidad de procedimientos nuevos y cada vez más seguros. 

- Por último, un niño obeso, generalmente es un adulto obeso, ¿cómo se debe trabajar el cambio de hábitos?

El 80% de los niños obesos serán adultos obesos. Para poder revertir esta enfermedad en la niñez, el cambio de hábitos debe ser a nivel familiar, integrando alimentos variados como frutas y verduras y disminuyendo los carbohidratos simples y azúcares refinados. Se debe contar con apoyo nutricional y psicoterapia si es necesario, además de actividad física. Finalmente, los pequeños no hacen lo que les dicen sus padres, sino lo que ven en ellos. Si hacen deporte, lo más probable es que sus hijos también lo practiquen. Por otra parte, si los adultos comen comida chatarra, de seguro ellos también lo harán. Es muy difícil cambiar hábitos en esta etapa, cuando los papás no toman conciencia de que ellos son líderes. Nosotros somos los y las superhéroes de nuestros hijos, por ese debemos enseñarles con el ejemplo, no con palabras. 

Por Carolina Faraldo Portus

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