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25 Febrero 2019

Dr. Nelson Barrientos Uribe:

“No existe conciencia sobre el impacto real de la cefalea en un paciente”

En el manejo de la cefalea, la educación –tanto del equipo de salud como del paciente- y la creación de programas nacionales son claves para lograr una pesquisa precoz y mitigar los efectos personales, sociales y económicos que genera.

“La cefalea afecta a toda la población, pero la migraña a una pequeña parte de los seres humanos. En términos simples, significa dolor de cabeza”. Así explica el neurólogo Nelson Barrientos Uribe, Master en Headache de la International Headache Society y profesor titular de neurología en la Universidad de Santiago de Chile (USACh), lo que es esta patología que afecta al 80% de la población. 

Al ser el trastorno más común del sistema nervioso, su prevalencia es bastante alta. Se calcula que en adultos es de un 12% y que, mayoritariamente, afecta a personas entre los 35 y 45 años, de preferencia mujeres y población caucásica. “En muchos casos tiene un factor hereditario, existiendo familias en que todos o parte de ellos sufren migraña y se sabe que los hijos y nietos la seguirán padeciendo”, sostiene el doctor Barrientos. 

La tercera edición de la International Classification of Headache Disorders (ICHD-3), publicada en la revista Cephalalgia de enero de 2018, describe 14 grupos diferentes, los que, a su vez, están constituidos por 317 cefaleas específicas. Y sería dentro de éstos, donde se encontraría la migraña, la que representa solo uno de los tantos tipos descritos.

Los síntomas previos se manifiestan en la fase de migraña, donde el dolor de cabeza es precedido de síntomas premonitorios de inquietud, irritabilidad, poliuria, hambre y antojos. Luego, aparece el aura, habitualmente visual con líneas brillantes en semicírculos que rodean una zona de pérdida de visión progresiva. “Después de 15 a 60 minutos, la cefalea se intensifica a un lado de la cabeza de manera pulsátil. La persona necesita estar en reposo y a oscuras, pues existe fobia a la luz, pero también al sonido y a los olores. Se puede acompañar de náuseas y vómitos. Dura entre cuatro a 24 horas, pero en casos infrecuentes puede extenderse hasta tres días. Luego el paciente se normaliza, pero relata sentirse apaleado”.

Más allá del dolor constante y del deterioro en la calidad de vida de quienes deben lidiar diariamente con estos cuadros, las cefaleas son consideradas un problema de salud mundial, al dañar no solo a quienes las sufren, sino también a diversos entornos. “No hay conciencia del impacto que tiene en el plano personal, social y económico, tanto por el menor rendimiento del paciente como por el gasto del estado en sanar a estas personas, lo que justifica la estructuración de programas nacionales para enfrentarla con éxito, pero que actualmente no existen, en especial en Latinoamérica”.

- ¿Por qué se tiende a confundir los conceptos de cefalea y migraña?

Si existe confusión entre estos dos conceptos se debe a que en las Escuelas de Medicina en todo el mundo la cefalea se enseña superficialmente y la población no ha sido instruida por las autoridades en salud de los diferentes países.

- ¿Los pacientes ponen atención a estos síntomas, consultan o los relativizan? 

El paciente no los relativiza, se preocupa mucho, especialmente durante las primeras crisis, consultando a diversos profesionales de la salud que le dan diagnósticos imprecisos, explicaciones distintas y tratamientos habitualmente inadecuados, los que permiten que los ataques migrañosos se repitan y la persona pierda la confianza en los sistemas de salud, lo que favorece la automedicación que agrava la cefalea. Por otro lado, las personas que rodean al paciente como parientes, amigos, compañeros y jefes de trabajo, tienden a minimizar los síntomas descritos por el afectado, incluso a negarlos, pensando que el enfermo está derechamente engañándolos. Esta discriminación agrava severamente las condiciones personales, sociales y laborales del afectado, que llega a pensar que no tiene salida.

- ¿En qué falla la realización de un diagnóstico oportuno?

La atención médica debe ser lo más completa y sistemática posible, con una detallada historia clínica y un examen físico para determinar cuál de las 317 formas es la que se padece. Lo primero es descartar las de bandera roja, es decir, las que representan una enfermedad grave, que pueden ser mortales, las que felizmente corresponden a las más infrecuentes que, en general, los médicos están preparados para enfrentar. Habitualmente, consultan en los servicios de urgencia y corresponden a las secundarias u orgánicas. Después se encuentran las que constituyen una enfermedad en sí, las llamadas cefaleas primarias, como la migraña, la de tipo tensional y el cluster headache o enfermedad de Horton y que, junto a la cefalea por abuso de medicamentos, se consideran las más frecuentes y que, habitualmente, llevan a los pacientes a padecer un infierno, pues la sufren permanente, sin que se aclare el diagnóstico y con tratamientos ineficientes. La causa de esta situación es la ignorancia médica y de la sociedad por falta de educación al respecto.

- Producto del desconocimiento, es común la automedicación… 

El tratamiento considera la educación del paciente, explicándole el tipo de cefalea que presenta y que no debe automedicarse por el peligro de caer en abuso. Las crisis se tratan con analgésicos y triptanes, que no deben superar los 10 días por mes, pues si se sobrepasa ese límite por tres meses se puede caer en adicción, lo que se expresa en cefalea crónica diaria por abuso de medicamento, cuadro que debe tratar un especialista en cefalea para la desintoxicación.

- ¿Cómo se trata a estos pacientes?

Lo más importante es el tratamiento preventivo por tres a seis meses, con diversos medicamentos. Dentro de los fármacos más recientes está la toxina botulínica para la migraña crónica y a partir de mediados de este año, dispondremos de los anticuerpos monoclonales para la prevención de la migraña episódica y crónica. Es importante precisar los factores desencadenantes. Una vez detectados hay que evitarlos, lo que constituye una excelente prevención. El paciente debe construir una lista personal que es exitosa y estudiar los factores alimentarios, como alcohol y la salsa de soya que son los más peligrosos y otros de menor impacto como el queso, los embutidos, las frutas ácidas, el maní, chocolate y el aspartame, entre otros. También es importante reconocer de qué manera influye en su manifestación los factores hormonales y psicológicos, el uso de anticonceptivos y estrógenos, el estrés, las luces brillantes, los cambios atmosféricos, el abuso de analgésicos y la falta o exceso de sueño. 

-  Por último doctor, muchos pacientes declaran que la tensión producto de la vida diaria, ¿es este un detonante?

La tensión emocional que nos impone esta sociedad se expresa en crisis de ansiedad y depresión, que gatillarían las cefaleas con mayor facilidad, en especial, la de tipo tensional y la migraña.

Por Macarena Castro Albornoz

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