Contaminación y trastornos neuropsiquiátricos
La exposición a una mala calidad de aire aumenta las posibilidades de sufrir una enfermedad mental o depresión mayor.
Los niveles de contaminación atmosférica siguen siendo peligrosamente elevados en muchas ciudades. Las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud indican que nueve de cada 10 personas respiran aire con altos niveles de una compleja mezcla de partículas dañinas y que más de ocho millones mueren por enfermedades no transmisibles relacionadas con este factor.
La exposición a la polución del aire se ha vinculado, históricamente, con un aumento del riesgo de procesos inflamatorios, con mortalidad cardiovascular, con obesidad infantil, entre otras. Sin embargo, existe cada vez más evidencia de que también sería un factor relevante en el curso de trastornos psiquiátricos y neurológicos.
Investigadores de las Universidades de Chicago y Aarhus de Dinamarca lideraron el mayor estudio científico de esta índole a la fecha y descubrieron que vivir en un área con alta contaminación atmosférica aumenta las posibilidades de sufrir una enfermedad mental o depresión mayor.
Para llegar a esta conclusión utilizaron dos bases de datos: una de Estados Unidos de reclamaciones de seguros de salud que contenía registros de 151 millones de individuos por un periodo de 11 años; y otra de Dinamarca con antecedentes de 1,4 millones de personas nacidas entre 1979 y 2002.
Durante dos años los científicos cruzaron la información y determinaron que la mala calidad del aire estaba asociada a tasas más altas de trastorno bipolar y depresión mayor en ambas poblaciones. La tendencia parecía aún más fuerte en Dinamarca, donde la exposición a aire contaminado durante los primeros 10 años de vida también predijo un aumento de más del doble en esquizofrenia y trastornos de la personalidad (DOI.org/10.1371/journal.pbio.3000353).
Puntualmente, en el caso estadounidense, hallaron que en los condados con la peor calidad del aire había un aumento del 27% en el trastorno bipolar y del 6% en depresión, en comparación con zonas con mejor calidad. Mientras que, en Dinamarca, la exposición a contaminantes en la infancia se relacionó con un incremento del 50% en depresión, 148% en esquizofrenia y 162% en trastornos de personalidad.
“Demostramos que vivir en áreas contaminadas, especialmente durante los primeros años de vida, es un factor predictivo. El entorno físico, en particular la calidad del aire, es todavía un campo muy inexplorado que nos puede ayudar enormemente a comprender cómo nuestro entorno está contribuyendo al desarrollo de estos trastornos neuropsiquiátricos”, explicó Atif Khan, uno de los autores del trabajo.
Aunque las enfermedades mentales se desarrollan debido a una compleja interacción de predisposiciones genéticas y experiencias vitales, la genética por sí misma no es suficiente para determinar por completo el alcance de las alteraciones en la salud y las patologías mentales.
De hecho, los investigadores han sospechado, durante mucho tiempo, que los factores genéticos, neuroquímicos y ambientales interactúan a diferentes niveles para afectar el inicio, la gravedad y la progresión de este tipo de enfermedades, lo que enfatiza la necesidad de procurar un entorno ambiental saludable para el desarrollo de las personas.
