Desnutrición crónica infantil y obesidad en América Latina
Informe de Naciones Unidas llama a promover sistemas alimentarios saludables y sostenibles para grupos vulnerables: personas de menores ingresos, mujeres y niños.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) junto a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dio a conocer el último informe sobre Seguridad alimentaria nutricional para América Latina y El Caribe, que se ha consolidado como la principal publicación regional en la materia.
La edición de este año se centra en la desigualdad, el crecimiento de las tasas de pobreza y el consecuente deterioro de los perfiles de hambre y malnutrición, temas fundamentales en los países miembro en su esfuerzo por alcanzar la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.
Esta situación se suma al efecto de patrones alimentarios poco saludables presentes en el continente desde hace un par de décadas y agrava la situación entre los territorios y poblaciones más desfavorecidas: mujeres, personas de menores ingresos, comunidades indígenas, afro-descendientes y rurales.
Por tercer año consecutivo, el número de personas subalimentadas aumentó llegando a 39,3 millones, es decir, al 6,1% de la población. Las diversas formas de malnutrición no se generan solamente por la ingesta inadecuada o insuficiente de alimentos, sino que también involucran un conjunto de procesos interrelacionados con las brechas existentes en el acceso a salud, educación, servicios básicos, conservación de recursos naturales, entre otros factores.
Según consigna el informe, en Ecuador más de una quinta parte de los niños presenta retraso en el crecimiento, lo que repercute en el ámbito de la educación, causando un menor rendimiento escolar y una mayor probabilidad de deserción.
Con respecto al sobrepeso infantil, éste continúa aumentando y afecta al 7,3% de la población menor de cinco años, superando el promedio global de 5,6%. Estas cifras llaman a redoblar los esfuerzos para su prevención, especialmente en edades tempranas, porque la probabilidad de mantener ese estado nutricional en edades futuras es muy alta.
“Aunque la desnutrición persiste en la región sobre poblaciones vulnerables, también se suma la obesidad y el sobrepeso que afectan de manera particular a esos grupos. Es necesario un enfoque multisectorial que va desde asegurar el acceso a alimentos balanceados y saludables hasta abordar otros factores sociales que también impactan sobre estas formas de malnutrición”, destacó la doctora Carissa F. Etienne, directora de la OPS.
La especialista agregó que resulta necesario “avanzar en el acceso a la salud universal para que todas las personas puedan recibir atención y las medidas de prevención que necesitan para así evitar las consecuencias de una malnutrición a largo plazo”.
