Estimulación cerebral en pacientes con párkinson
Se ha convertido en un procedimiento quirúrgico utilizado cuando el tratamiento médico resulta ineficaz en estas y otras indicaciones, como la distonía.
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo crónico producido por la destrucción de las neuronas dopaminérgicas que se encuentran en los ganglios basales y que intervienen en el control de los movimientos dentro del sistema nervioso central.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta a una de cada 100 personas mayores de 60 años. Actualmente, existen cerca de siete millones de personas con esta enfermedad en el mundo y se prevé que para el 2030 llegarán a más de 12 millones.
Clínicamente la EP se caracteriza por la presencia de lentitud de movimientos, temblor de reposo y rigidez. Eso ha llevado a que se la considere y estudie como un trastorno motor. Pero, en las últimas décadas, ha aumentado el reconocimiento de manifestaciones no motoras como síntomas disautonómicos, apatía y deterioro cognitivo.
A pesar de que no existe ningún fármaco que retrase la progresión de esta patología, los especialistas cuentan con un arsenal terapéutico amplio que permite un buen control sintomático en cada una de sus fases y que garantizan una mejora de estos pacientes.
En algunos casos avanzados se puede recomendar la estimulación cerebral profunda (ECP), un tratamiento que consiste en implantar un dispositivo similar al marcapasos en el sistema nervioso, que hace tres décadas está devolviendo la calidad de vida a miles de personas en todo el mundo.
Su mecanismo de acción se basa en la capacidad de modificar el funcionamiento del sistema nervioso a través de estímulos eléctricos que son programados en forma externa por el médico y que pueden ser manipulados por el propio paciente dentro de los parámetros establecidos por el especialista.
En el Hospital público Eugenio Espejo de Quito se registró en 2015 la primera cirugía para combatir los síntomas de la enfermedad de Parkinson en una paciente de 55 años, desde entonces Ecuador ha avanzado en esta técnica tanto en el sistema público como privado.
