Nuevas directrices en obesidad infantil
Academia Americana de Pediatría actualiza guías sobre abordaje del paciente pediátrico que, además de cambios en el estilo de vida, incluyen fármacos y cirugía.
Por primera vez en 15 años, la Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) dio a conocer las nuevas pautas para tratar la obesidad infantil, enfatizando la necesidad de un tratamiento temprano e intensivo.
La orientación llega a medida que las tasas de obesidad infantil han seguido aumentando durante la última década y media, de 17% a 20%, según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés). Desde la década de 1980, estas se han triplicado en los niños y cuadruplicado en adolescentes.
En la Región de las Américas, según estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), OMS y Banco Mundial la prevalencia en menores de cinco años es de 7,3% y a partir de esa edad hasta los 19 alcanza un 33,6%.
En Estados Unidos, la AAP estimó un aumento de tres puntos en el índice de obesidad y sobrepeso en niños y adolescentes durante la pandemia pasando de 19% en 2020 a 22% en 202, afectando a más de 15 millones de personas.
El exceso de peso no sólo tiene consecuencias para la salud física, incluida la diabetes tipo 2 e hipertensión arterial, sino que también afecta a la salud mental. En este contexto, la agrupación científica actualizó sus directrices incluyendo, por primera vez, la farmacoterapia y la cirugía metabólica y bariátrica. También se refuerzan recomendaciones asociadas al tratamiento intensivo en el comportamiento y estilo de vida.
"Ahora tenemos evidencia de que la terapia contra la obesidad es efectiva. Hay tratamiento y es el momento de reconocer que la enfermedad es una enfermedad crónica y debe abordarse como abordamos otras enfermedades crónicas", explica la doctora Sandra Hassink, directora médica del Instituto AAP para el peso infantil saludable y coautora de las nuevas directrices.
Para los niños de 12 años o más se sugiere incluir medicación y procedimientos quirúrgicos, combinados con cambios en el estilo de vida. Hay evidencia de que no solamente la administración y la actividad física influyen en el peso de una persona, sino que existen aspectos genéticos y hormonales. Sobre esta base, en los últimos años se han desarrollado medicamentos muy efectivos.
En comparación con los niños saludables, los que sufren sobrepeso y obesidad tienen mayor riesgo de asma, apnea del sueño, problemas óseos y articulares, diabetes tipo 2 y enfermedades cardíacas. En la adultez, aumenta la exposición a accidentes cerebrovasculares, cánceres, muerte prematura y trastornos de la salud mental como depresión y ansiedad.
Las nuevas pautas no abordan directamente la prevención de la obesidad, eso vendrá en una guía futura, pero enfatizan la importancia de canalizar fondos hacia políticas de salud pública destinadas a su prevención. Esto incluye crear vecindarios seguros y transitables, dotar a las escuelas de herramientas para apoyar estilos de vida saludables durante la infancia y asegurarse de que las personas tengan el mismo acceso a alimentos saludables asequibles, lo cual aún no es una realidad.
Referencias
[1] Hampl SE, Hassink SG, Skinner AC, et al. Clinical Practice Guideline for the Evaluation and Treatment of Children and Adolescents With Obesity [published online ahead of print, 2023 Jan 9]. Pediatrics. 2023;e2022060640.
