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La Asociación Panamericana de Trauma Ocular (APTO), es un organismo fundado por oftalmólogos miembros de la Asociación Panamericana de Oftalmología (PAAO, por sus siglas en inglés), interesados en traumatología y ergonomía del globo ocular y sus anexos.

Se creó formalmente en octubre de 1997, durante la reunión de la Asociación Americana de oftalmología (AAO) en San Francisco, Estados Unidos en una sesión convocada por el doctor José Dalma Weiszhausz, destacado oftalmólogo mexicano con una gran vocación y manejo del trauma ocular, referente internacional en esta rama.

La primera mesa directiva se eligió en el Congreso Panamericano de Buenos Aires en 2001 y estuvo conformada por los doctores Cristiano Barsante de Brasil como presidente; Alicia Martínez de Pacheco de Uruguay como vicepresidente; y José Dalma de México como secretario.

“Si bien esta conformación se dio en los 90’, mi inquietud por esta materia comenzó cuando ingresé a la especialidad de oftalmología en la Universidad de Louisiana en Nueva Orleans. Ahí me di cuenta que los conceptos que existían llevaban más de 40 años de uso y no se habían adaptado las tecnologías modernas al trauma ocular. Viendo que había un campo importante ahí, junto a otros colegas decidimos comenzar a dar cursos pequeños dentro de congresos grandes y así fuimos introduciendo el tema”, comentó el doctor Dalma, quien ha liderado el impulso del organismo. 

“Como, en ese momento, la Sociedad Internacional de Trauma Ocular no tomaba en cuenta a los profesionales de América latina, dentro de la Asociación Panamericana de Oftalmología empecé a reunir a algunos amigos que les gustaba trauma y así de a poco empezamos a proyectarnos”. 

“Nuestros inicios fueron de muy bajo perfil, participando en simposios y pequeños cursos. Pero la llegada de profesionales jóvenes, le dio un nuevo aire. Primero, con el doctor Hugo Ocampo de Colombia y ahora con el doctor Giuseppe Miotto de Ecuador, que ha continuado por ese camino, el que nos ha llevado a concretar la organización de nuestro primer Congreso Panamericano que marca un hito, porque simboliza la madurez que este grupo ha alcanzado”. 

“El que se haya llegado hasta este punto, obedece a que existe la necesidad de conocimiento. La mayoría de los libros que existen de trauma están escritos hace 60 años. Los profesionales jóvenes buscan nuevas formas de hacer las cosas y, honestamente, con la nueva tecnología nos va mucho mejor. Es curioso que en oftalmología todo ha avanzado, menos trauma ocular. Pero estamos trabajando para incorporar los avances al abordaje de estos traumatismos”.

“Para mí, el poder participar en estos encuentros ayuda a derribar mitos y a trabajar en equipo. Antes creíamos que un ojo sin percepción luminosa no se debía operar. Hoy sabemos que sí, porque podemos lograr entre un 10 a 15% de visión. Algunos dirán que es un porcentaje bajo, pero para quien puede volver a ver un poco, ese número es importantísimo. Tenemos que seguir generando y potenciando en nuestros colegas interesados en trauma, la actitud agresiva de abordaje. No podemos detenernos a la hora de ayudar a nuestros pacientes y para eso debemos actualizarnos”.

Consultado sobre qué significa para él ver cómo se está posicionando este tema a nivel latinoamericano, el doctor Dalma destacó que es un “motivo de orgullo. Esta es una rama de la oftalmología preciosa, es un campo que deja muchas satisfacciones profesionales y personales, porque ayudamos a personas jóvenes y activas a reincorporarse a su vida cotidiana con las menores secuelas posibles. Espero que las nuevas generaciones sigan potenciando este campo y continúen con este trabajo de la educación médica continua”.