Prevención del VIH en América Latina y el Caribe
Desde que irrumpió a principios de los 80, el sida ha provocado alrededor de 35 millones de muertes en todo el mundo.
El VIH, que continúa siendo uno de los mayores problemas para la salud pública mundial, se ha cobrado ya más de 35 millones de vidas. De las más de 2,1 millones de personas que viven con el virus en América Latina y el Caribe, sólo 1,6 millones conocen su estado.
En Ecuador los primeros casos fueron detectados en 1984 y según las estimaciones del Ministerios de Salud Pública (MSP) con el apoyo técnico de ONUSIDA, se contagian un promedio de 10 personas diariamente. En 2017 se reportaron 3.533 nuevos casos, de los cuales 2.344 fueron hombres y 1.189 mujeres, con mayor énfasis en el grupo de 20 a 49 años.
Ante esta realidad, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el marco del trigésimo aniversario del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, instó a la comunidad a someterse a la prueba de VIH, un paso clave para prevenir el sida y detener la epidemia.
El test brinda a las personas la oportunidad de conocer su estado de VIH y en caso de diagnóstico positivo iniciar rápidamente el tratamiento. Ambos factores han llevado a una caída del 12% en las muertes relacionadas con sida en América Latina y a una caída del 23% en el Caribe entre 2010 y 2017.
A pesar de este progreso, en América Latina, la tasa de nuevas infecciones se mantiene sin cambios en alrededor de 100 mil por año, una reducción de solo el 1% desde 2010. El progreso en el Caribe ha sido mucho más rápido, con una reducción del 18% en nuevas infecciones.
“El Día Mundial de la Lucha contra el Sida nos recuerda que, a pesar de estos avances, una de cada cuatro personas con VIH en la región aún no sabe que lo tiene, no ha comenzado el tratamiento y, por lo tanto, tiene un mayor riesgo de morir prematuramente y de infectar a otros”, destacó el doctor Marcos Espinal, director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud de la OPS/OMS.
El facultativo enfatizó que “reducir las nuevas infecciones es clave para acelerar la respuesta” y para lograr dicho cometido “debemos abordar las barreras del estigma y la discriminación, que impiden que las poblaciones clave accedan a los servicios de detección y tratamiento y ejerzan plenamente su derecho a la salud”.
