Recomendaciones para una salud universal
Informe de expertos de América Latina y El Caribe insta a garantizar derecho a la salud y a transformar los sistemas, otorgando financiamiento efectivo a la atención primaria.
La Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud de Alma-Ata, realizada en 1978 en Canadá, ocupa un lugar fundamental en las discusiones sobre salud pública, las políticas de salud y el desarrollo humano.
Uno de los legados más importantes de esta Declaración fue la concepción de que los procesos de transformación de los sistemas de salud deberían partir de un nuevo modelo de atención orientado a las necesidades de salud con un abordaje articulado a una respuesta integradora del Estado, que incorporara intervenciones intersectoriales con incidencia sobre los procesos de determinación social de la salud.
Con motivo del cumplimiento de los 40 años de Alma-Ata, Organización Panamericana de la Salud (OPS) convocó en Quito el Foro Regional “Salud Universal en el siglo XXI: 40 años de Alma-Ata”, donde se estableció una comisión conformada por un grupo interdisciplinario de expertos regionales con el objetivo de elaborar recomendaciones que permitieran al organismo hacer efectivo el derecho a la salud de las personas, a partir del análisis de los avances y desafíos que tienen los sistemas de salud en la Región de las Américas.
“El informe reafirma que la salud es un derecho humano fundamental, donde la atención primaria de salud es el camino sostenible, es decir, la estrategia que hará de la salud para todos una realidad, pero sin los recursos necesarios, la firme decisión del Estado y la voluntad política, la salud universal no será posible”, destacó la doctora Carissa F. Etienne, directora de la OPS.
Las principales recomendaciones incluyen el asegurar el derecho a la salud; desarrollar modelos de atención basados en atención primaria de salud (APS); generar mecanismos de participación social y de regulación y fiscalización del sector privado; eliminar las barreras de acceso a la salud; abordar los determinantes sociales con intervenciones intersectoriales; reposicionar la salud pública como eje orientador de la respuesta del Estado; valorar los recursos humanos como protagonistas de la APS; promover la utilización racional y la innovación de los recursos tecnológicos; y otorgar un financiamiento eficiente y sostenible.
El informe de la comisión guiará el trabajo de la OPS y su cooperación técnica en todos los niveles y contribuirá a los preparativos regionales para la reunión de alto nivel sobre la cobertura universal de salud, que se celebrará en septiembre próximo en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).
