Rol de la altitud en salud de recién nacidos
Los pequeños que son dados a luz a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar se enfrentan a desafíos fisiológicos adversos según estudio ecuatoriano.
Más de 140 millones de personas en el mundo habitan en altitudes mayores a 2.500 metros sobre el nivel del mar. Vivir allí representa una mayor exposición a ambientes con menos oxígeno, intensa radiación solar, bajas temperaturas, escasa humedad y suelos menos fértiles; así como a mayores niveles de pobreza y desigualdad social en comparación con altitudes más bajas.
En esa línea, el desarrollo embrionario y fetal debe sortear varios retos. Un embarazo a gran altitud tiene menor disponibilidad de hierro, vitaminas A y D, yodo, cursa con mayores demandas eritropoyéticas y posee menor contenido de oxígeno en sangre, lo que desemboca en una menor entrega de él al bebé en formación.
Un reciente estudio dirigido por el Instituto de Salud Pública (ISP) de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) concluye que mientras mayor es la altitud del establecimiento de salud en donde se recibe y atiende a recién nacidos (RN) catalogados como “en riesgo”, mayor es el peligro de mortalidad.
La investigación publicada recientemente en la revista PLOS ONE analizó el conjunto de datos a nivel nacional de muertes neonatales del Sistema de Vigilancia de Mortalidad Neonatal del Ministerio de Salud Pública del Ecuador, registrados en 126 establecimientos de salud públicos y privados, entre enero de 2014 y septiembre de 2017 [1].
“Descubrimos que cuanto mayor es la altitud del centro de salud donde se atendió a los RN en riesgo, mayor es su índice de peligro. Esta asociación fue independiente de factores de confusión relevantes, incluso considerando variables contextuales. Estudios anteriores habían sugerido esta asociación, pero se basaron en enfoques ecológicos, tamaños de muestra pequeños, falta de factores de confusión potenciales y una comparación de solo dos categorías de altitud. Este trabajo supera esas limitaciones”, destacaran los autores.
La exposición a una altitud creciente induce a los RN a desarrollar mecanismos compensatorios para mejorar la supervivencia como una mayor producción de hemoglobina para aumentar la disponibilidad de oxígeno en los tejidos periféricos del feto y del recién nacido. Sin embargo, estas acciones pueden no ser suficientes para abordar los desafíos de la altitud.
Si bien la altura no es una circunstancia modificable para la mayoría de los RN, debe tenerse en cuenta al evaluar el riesgo neonatal para reducir aún más las muertes infantiles innecesarias. Los autores postulan que este parámetro tendría que considerarse registrarse en un sistema que monitoree a embarazadas y recién nacidos, especialmente en tierras altas.
Referencias
[1] Dueñas-Espín I, Armijos-Acurio L, Espín E, et al. Is a higher altitude associated with shorter survival among at-risk neonates? PLoS One. 2021;16(7):e0253413.
