El lado femenino de la empatía cognitiva
En todas las edades y en la mayoría de los países, las mujeres poseen mayor facilidad que los hombres para procesar racionalmente pensamientos y emociones ajenas a través de la mirada. La ciencia así lo confirma.
Desde que el término empatía se utilizó por primera vez en psicología, a principios del siglo XX, su uso se ha extendido por las distintas ramas de esta ciencia, lo que ha dado lugar a la propagación de variadas teorías y categorías para explicar su funcionamiento o enumerar sus componentes.
Al intentar describirla coloquialmente “suele recurrirse a frases como ponerse en el lugar o en los zapatos de los demás, buscando una metáfora para la idea de comprender lo que el otro siente en determinada situación [1]”.
Podríamos decir entonces que se trata de la “capacidad de entender los sentimientos y emociones de los demás, basada en el reconocimiento de una persona como un similar. Es una habilidad indispensable para los seres humanos, teniendo en cuenta que la vida transcurre en contextos sociales complejos [2]”.
Y cuando este proceso permite utilizar el conocimiento para predecir cómo actuará o se sentirá ese individuo en el futuro estamos frente a un tipo distinto de empatía: la cognitiva, que ayuda a interpretar y contestar adecuadamente frente a estructuras no sociales.
¿Es esta habilidad compartida por hombres y mujeres? La evidencia dice que no. Según un estudio de la Universidad de Cambridge en Reino Unido, ellas tienen más empatía cognitiva, lo cual se pudo constatar en una muestra de más de 300 mil personas en 57 países [3].
Los ojos como reflejo del alma
En 1997, otro grupo de científicos de la Universidad de Cambridge -encabezado por el psicólogo Sir Simon Baron-Cohen- desarrolló el Reading the Mind in the Eyes Test (lectura de la mente a través de los ojos), que consiste en pedir a los participantes que elijan cuál es la palabra que describe mejor lo que están observando a través de la fotografía de una mirada.
Esta herramienta se ha convertido en una medida popular de las diferencias individuales en la teoría de la mente (ToM, por sus siglas en inglés) que, a menudo, se aplica en la evaluación de poblaciones clínicas particulares (principalmente, pacientes con espectro autista) [4].
La prueba reveló que los voluntarios eran capaces de identificar con facilidad lo que piensan o sienten los demás solo con contemplar sus ojos. Y, en comparación, las mujeres demostraron ser más empáticas que los varones.
Dos décadas más tarde, quisieron comprobar genéticamente estos resultados. El mismo equipo se asoció con la empresa de biotecnología y genómica 23andMe de Estados Unidos y con científicos de Francia, Australia y Países Bajos para desarrollar una nueva investigación que puso a prueba a 89 mil personas de todo el mundo [5].
Nuevamente, las féminas superaron a los hombres. Además, lograron determinar que distintas variantes genéticas en el cromosoma 3 se relacionan con la capacidad para leer la mente a través de los ojos y que, curiosamente, no están presentes en ellos.
Diferencias de género
Varios estudios independientes han encontrado que, en promedio, las mujeres obtienen puntuaciones más altas que los varones en las pruebas de ToM. La mayoría de estos se limitaron a muestras pequeñas y sin mucha diversidad en términos de geografía, cultura o edad.
Eso llevó, otra vez, al equipo de Cambridge a convocar a investigadores multidisciplinarios de las Universidades de Bar-Ilan y Haifa de Israel, Harvard y Washington de Estados Unidos y la IMT Lucca de Italia para fusionar muestras y analizar datos de más de 300 mil participantes en 57 países.
En 36 estados, las puntuaciones femeninas promedio en empatía cognitiva fueron significativamente más altas. En 21 resultaron similares y no hubo ninguna nación en la que ellos alcanzaran mejores marcas. Los resultados se obtuvieron en ocho idiomas y en todas las etapas de la vida, desde 16 a 70 años [3].
Si bien no se pudo establecer el por qué de estas ventajas femeninas, los científicos teorizan que las diferencias se pueden atribuir a factores biológicos (como la influencia de las hormonas del embarazo) y sociales.
“Es posible que existan distintas vías genéticas subyacentes al desarrollo de este tipo de empatía en los distintos sexos. Lo cual plantea nuevas preguntas para futuras investigaciones”, destaca Carrie Allison, coautora del estudio y directora de investigación aplicada del Centro de Investigación del Autismo de la Universidad de Cambridge.
Comprender las diferencias de género en la empatía cognitiva podría ayudar a descifrar mejor por qué ciertos problemas de salud mental afectan más a hombres que a mujeres o viceversa; y también a desarrollar herramientas de aprendizaje para ir cultivándola desde el inicio de la vida.
Referencias
[1] López, M. B., Arán Filippetti, V., & Richaud, M. C. (2014). Empatía: desde la percepción automática hasta los procesos controlados. Avances En Psicología Latinoamericana, 32(1), 37-51.
[2] Riess H. Empathy can be taught and learned with evidence-based education. Emerg Med J. 2022;39(6):418-419
[3] Greenberg DM, Warrier V, Abu-Akel A, et al. Sex and age differences in “theory of mind” across 57 countries using the English version of the “Reading the Mind in the Eyes” Test. Proc Natl Acad Sci U S A. 2023;120(1):e2022385119
[4] Olderbak S, Wilhelm O, Olaru G, Geiger M, Brenneman MW, Roberts RD. A psychometric analysis of the reading the mind in the eyes test: toward a brief form for research and applied settings. Front Psychol. 2015;6:1503.
[5] Warrier V, Grasby KL, Uzefovsky F, et al. Genome-wide meta-analysis of cognitive empathy: heritability, and correlates with sex, neuropsychiatric conditions and cognition. Mol Psychiatry. 2018;23(6):1402-1409.
Por Carolina Faraldo Portus
