Ébola:
El virus que alerta a los sistemas de salud
La emergencia sanitaria que está causando el virus del Ébola en África ha despertado las alarmas a nivel internacional, a raíz de los casos positivos registrados en Estados Unidos y España.
El Ébola es una enfermedad infecciosa viral aguda que produce fiebre hemorrágica en humanos y primates causada por el virus del Ébola que describió, por primera vez, el doctor David Finkes en1976, cuando se presentaron varios casos de fiebre hemorrágica en Zaire y Sudán.
Es una infección que se caracteriza por una alta tasa de mortalidad, que oscila entre el 50 y 95 por ciento de los afectados, producida por un virus que pertenece a la familia llamada Filoviridae, del cual los científicos han identificado cinco tipos. Cuatro de ellos provocan la enfermedad en humanos: virus del Ébola-Zaire, virus del Ébola-Sudán, virus del Ébola-Costa de Marfil y el virus del Ébola-Bundibugyo. El quinto serotipo, el Ébola-Reston, ha desarrollado la enfermedad en primates, pero no así en humanos.
La prevalencia de Ébola es difícil de determinar, porque suele presentarse en forma de brotes o epidemia como el que surgió en 2013 en África occidental y que sigue extendiéndose sin control por Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria.
El actual brote es el mayor de las cuatro décadas de historia de la enfermedad y está ocurriendo tanto en áreas rurales como en ciudades densamente pobladas. En este contexto, los temores de que la epidemia se expanda a otros continentes han aumentado.
El 23 de marzo de 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en su sitio web una pequeña notificación sobre un brote de virus Ébola en Guinea. Nadie imaginó que seis meses después el virus dejaría, al menos, 2.917 muertos y 6.263 contagiados en cinco países de África occidental.
Como consigna un artículo de The New England Journal of Medicine del 23 de septiembre de 2014 (DOI: 10.1056/NEJMoa1411100), al día 14 de ese mes se habían confirmado un total de 4.507 casos probables de enfermedad por virus Ébola y 2.296 muertes por el virus en cinco países de África occidental: Guinea, Liberia, Nigeria, Senegal y Sierra Leona, que se enfrentan a enormes desafíos en la implementación de medidas de control en la escala requerida, para detener la transmisión y para proporcionar los cuidados clínicos de todas las personas infectadas.
En términos de la morbilidad y mortalidad, la actual epidemia es superior a todas las anteriores epidemias combinadas. Las verdaderas cifras de casos y muertes son, sin duda, más elevadas que las consignadas. Sin ir más lejos, existen numerosos reportes de personas sintomáticas que evaden el diagnóstico y tratamiento; de diagnósticos de laboratorio que no se han incluido en bases de datos nacionales; y de personas con sospecha de Ébola muertas que estaban siendo enterradas sin haberles practicados pruebas confirmando o negando el diagnóstico.
Esta epidemia comenzó en Guinea en diciembre de 2013 OMS notificó oficialmente la rapidez de la evolución de este brote el 23 de marzo de este año. El 8 de agosto declaró esta epidemia como una “emergencia de salud pública de preocupación internacional”. Para mediados de septiembre, nueve meses después del primer episodio conocido, el número casos reportados y muertes seguía creciendo semana a semana, a pesar de los esfuerzos multinacionales y multisectoriales para controlar la propagación de la infección.
Se transmite a los humanos a través del contacto con un animal huésped infectado vivo o muerto y se disemina de persona a persona por el contacto con la sangre, tejidos, secreciones, fluidos corporales del sujeto infectado y por transmisión nosocomial, es decir, por el contacto con equipo médico contaminado. Por lo que, es posible detenerla con una combinación de diagnóstico precoz, seguimiento de contactos, aislamiento y cuidado del paciente, control de infecciones y entierro seguro.
Las infecciones por virus del Ébola son agudas y no existe el estado de “portador”. Como todavía el reservorio natural del virus es desconocido, la manera en que se manifiesta por primera vez en un ser humano en el inicio de un brote no se ha podido ser determinado.
El pronóstico de la fiebre hemorrágica por esta causa es poco alentador, ya que se considera una patología potencialmente mortal. El período de tiempo que transcurre desde el inicio de los síntomas hasta la muerte varía entre dos y 21 días. Se estima que la tasa de mortalidad por fallo de múltiples órganos y posterior shock hipovolémico va desde un 50 a un 90 por ciento, variando según el tipo de virus del Ébola que cause la infección.
Antes de la epidemia actual en África occidental, los brotes de virus Ébola en el centro del continente habían tenido un tamaño y una extensión geográfica limitada, normalmente afectaba a uno a unos pocos cientos de personas, sobre todo en zonas remotas de áreas boscosas. El brote importante anterior había ocurrido en los distritos de Gulu, Masindi y Mbarara en Ugana, el cual generó 425 casos en un período de tres meses a partir de octubre de 2000 a enero 2001, fue controlado gracias a la aplicación rigurosa de intervenciones para minimizar aún más la transmisión, entregado por los equipos de salud locales con el apoyo contante de sus socios internacionales.
Primeros casos fuera del continente africano
Thomas Eric Duncan, un hombre liberiano de 42 años, llegó a Estados Unidos el 19 de septiembre. A los pocos días comenzó a sentir fiebre, dolor de cabeza intenso, dolor muscular, debilidad, diarrea, vómitos y dolor abdominal sin causa aparente. Los médicos le dejaron volver a casa con antibióticos sin tener en cuenta que venía de Liberia.
El enfermo volvió al hospital tres días después, cuando fue aislado y, posteriormente, diagnosticado con Ébola, se le suministró un tratamiento experimental, pero esas horas fueron trascendentales para una potencial propagación del virus entre las personas con las que estuvo en contacto. Luego de permanecer en una condición crítica, que empeoró con el paso del tiempo, el miércoles 8 de octubre finalmente falleció.
Hoy se sabe que Duncan contrajo el virus en Monrovia, al ayudar a la hija infectada de una pareja de amigos a trasladarse a un hospital y, al arribar a Estados Unidos, todavía no tenía síntomas visibles de la enfermedad. Otro paciente que tuvo contacto con él experimentó síntomas similares en Dallas. Fue trasladado de urgencia al hospital Texas Presbyterian desde una clínica en la ciudad de Frisco y está sometido a observación y tratamiento.
Ante esta situación, la Casa Blanca anunció que los aeropuertos John F. Kennedy de Nueva York, el Washington Dulles en la capital, el O’Hare de Chicago, el Hartsfield-Jackson de Atlanta y el Newark Liberty de Nueva Jersey comenzarán a controlar la temperatura de los pasajeros que llegan de África occidental a Estados Unidos, para evitar la propagación del virus.
Las alertas sanitarias volvieron a activarse en el país del norte cuando el martes 7 de octubre un paciente, que podría estar infectado con el mortal virus, fue trasladado a un hospital de Inglewood en Los Ángeles, luego de llegar a la ciudad procedente de Liberia, país en el que se ha registrado el mayor número de muertes por esta causa.
En forma paralela, el lunes 6 de octubre, el ministerio de Sanidad de España confirmó el primer caso de detectado en ese país y el primero dentro de las fronteras europeas. Se trata de Teresa Romero, una de las enfermeras que atendió, hace dos semanas, al religioso Manuel García Viejo, que fue tratado en el Hospital Carlos III de Madrid tras ser infectado y trasladado desde Sierra Leona, quien fallecido víctima de la enfermedad.
La enfermera se presentó en el Hospital Fundación de Alcorcón con síntomas de fiebre, tras realizarse las pruebas epidemiológicas protocolarias, el Instituto Carlos III encargado de analizarlas confirmó el positivo. Luego de solicitarse una segunda prueba para descartar un posible falso positivo, el ministerio de Sanidad ratificó el diagnóstico. Inmediatamente le aplicaron tratamientos experimentales, como el plasma de una religiosa española que logró superar la fiebre hemorrágica en Liberia
El contagio, según la propia sanitaria infectada, podría haberse producido por un descuido al quitarse el traje protector al tocarse la cara con los guantes, aunque todavía no está del todo confirmada esta sospecha.
En la comunidad de Madrid se activó el protocolo de emergencias de actuación sanitaria, que se puso en marcha en el propio Hospital de Alcorcón, donde la enfermera contagiada continúa ingresada y aislada. Por su parte, las autoridades están tratando de analizar y controlar cualquier contacto susceptible de haber sido contagiado, de ahí que tanto el marido como todo el personal médico que ha estado en contacto con ella, unas 30 personas, estén siendo estudiados.
El miércoles 8 las autoridades sacrificaron al perro de la víctima, ante un posible riesgo de transmisión de la enfermedad al hombre, porque no existiría garantía de que los animales infectados no eliminen el virus a través de sus fluidos orgánicos. Y, en las últimas horas del jueves 9 de octubre, la mujer de 44 años presentó un fallo multiorgánico, por lo que su vida se encuentra, actualmente, en grave peligro.
Tras la preocupación que ha provocado la expansión del virus Ébola en Europa y América, el ministerio de Salud de Chile (Minsal) ya definió las medidas a adoptar y los hospitales que recibirán a los posibles contagiados en el país.
Todos los Servicios Médicos de Urgencia (SAMU) deben contar con mascarillas, antiparras, guantes y cubre calzado ante cualquier eventualidad. A su vez, los buzos impermeables de aislamiento ya se compraron. Además, los centros de salud ya se encuentran capacitando a su personal en caso de atender pacientes infectados por el virus.
El protocolo enviado por el Minsal a todos los hospitales y clínicas del país indica que el paciente debe ser trasladado a una sala de aislamiento de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital de mayor complejidad de cada región. En primera instancia, no se derivarán pacientes sospechosos a clínicas privadas. Sin embargo, Clínica Alemana ya tiene habilitada una sala de aislamiento con dos boxes destinados a pacientes con el virus, además de ropa desechable en una sala de vestuario y más de 100 buzos impermeables. Así se pretende minimizar toda posibilidad de contagio de Ébola, para evitar que ocurra una situación como la de España.
La posibilidad de que el virus llegue a Chile a través de un viajero procedente de las zonas afectadas, existe. Pero si ello ocurriera la enfermedad no se quedaría en el país, porque con las medidas de aislamiento adecuadas se interrumpe la transmisión. Además, en el país tampoco existe el reservorio del virus que es un murciélago de la fruta.
Contamos con un sistema de salud eficiente, con muy buena atención, a pesar de las restricciones económicas. Se cuenta con un plan de contingencia para enfrentar un presunto arribo de la epidemia, por lo que la comunidad puede estar tranquila ante esta amenaza.


