Glioblastomas: intimidante conexión, sorpresivos beneficios
Estos tumores cancerígenos, caracterizados por su agresividad y mal pronóstico, se vincularían con otra enfermedad que despierta temor: el alzhéimer. El nexo entre ambos sería la proteína TAU y la relación abre nuevos enfoques terapéuticos.
Se generan en el cerebro, médula espinal o tronco encefálico y se caracterizan por su alta agresividad. Son los glioblastomas, tumores cancerígenos de veloz crecimiento y diagnosticados, principalmente, en adultos entre los 45 y 70 años.
Su sintomatología es variable, pasando por dolores de cabeza persistentes, visión borrosa o doble, vómitos, pérdida de apetito, cambios de personalidad, irritabilidad, dificultades del habla e incontinencia urinaria.
“Pese a que no suelen propagarse más allá del sistema nervioso central, lidiar con ellos no es nada fácil, ya que pueden tener efectos neurotóxicos en los tejidos cercanos. Su localización, en el encéfalo, y la limitada capacidad de esta estructura tampoco ayudan”. Es el diagnóstico que hacen miembros de la Asociación Americana de Neurocirujanos, para quienes el manejo de esta patología representa un reto debido a su complejidad y extrema resistencia a terapias convencionales.
Son tumores astrocíticos malignos -de grado IV, según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud- con una prevalencia anual de tres por cada 100 mil personas y de origen desconocido, excepto cuando se presenta tras una irradiación terapéutica del cerebro en el tratamiento de otra enfermedad.
Representan alrededor del 60% de las neoplasias cerebrales y, generalmente, su evolución es rápida. Los signos neurológicos no son específicos, como la hipertensión intracraneal (dolores de cabeza y vómitos), que suelen asociarse con cambios de comportamiento o déficits neurológicos focales. Los pacientes que son diagnosticados tienen un índice de supervivencia muy bajo, no superior a 15 meses.
En este escenario, hablar de una conexión entre glioblastomas y cuadros neurodegenerativos perfectamente podría despertar aún más preocupación en un paciente con este cáncer, sin embargo, el vínculo sería beneficioso.
Así lo plantea un grupo multidisciplinario de investigadores españoles, el cual asegura haber descubierto que la proteína TAU, tradicionalmente relacionada con patologías como el alzhéimer, está presente en las células de los gliomas y ejerce un efecto protector.
“Esta proteína estaría regulando la capacidad que tienen las células tumorales para promover la formación de nuevos vasos sanguíneos, que son fundamentales para este tipo de cáncer. Existe una correlación inversa entre la presencia de TAU en los tumores y la cantidad de vasos aberrantes en dicha tumoración”, explican los científicos, pertenecientes al Instituto de Salud Carlos III, la Asociación de Lucha contra el Cáncer, el Centro de Investigación Biomédica en Red para Enfermedades Neurodegenerativas, el Centro de Biología Molecular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Hospital 12 de octubre.
Estos vasos sanguíneos tumorales son diferentes a los vasos normales en el cerebro y son fundamentales para proveer de nutrientes a las células del glioma, favoreciendo un crecimiento más agresivo de los mismos. Pero, cuando TAU está presente en mayor medida, su capacidad de proliferar se ve mermada. “La investigación permite conocer mejor los gliomas y abre una vía para diseñar nuevas estrategias terapéuticas”, sostienen los autores del estudio, publicado en la revista Science Traslational Medicine (DOI: 10.1126/scitranslmed.aax1501).
“La proteína TAU no siempre es dañina. Se enlaza con los microtúbulos, largos bloques tubulares de construcción citoesquelética que sirven como verdaderas carreteras de transporte intracelular. En los pacientes afectados por la enfermedad de Alzheimer o con alguna forma similar de demencia, se encuentra alterada de manera anormal”, complementa la Confederación Española de Alzheimer.
De acuerdo con el trabajo, esta proteína no siempre es invasiva y tiene algunos efectos positivos, “debido a que parece ser la principal responsable en la muerte de las neuronas en trastornos como la enfermedad de Alzheimer. El hallazgo, que altera drásticamente la teoría predominante de la etiopatogenia del trastorno neurológico, también explica por qué algunas personas que tienen un acúmulo de la placa amiloide en sus cerebros no padecen demencia”, sentencian.
La investigación se basa en la caracterización de muestras tumorales de pacientes con gliomas, así como en el estudio de diversos modelos preclínicos, tanto con cultivo de células tumorales como con modelos animales. Los datos sugieren que TAU podría servir también como un marcador de buen pronóstico para los pacientes. “Pero, además, abre una nueva e interesante vía terapéutica, ya que la función de la proteína en los gliomas se puede imitar con compuestos derivados del taxol, que ya se utilizan como agentes antitumorales en otros tipos de cáncer y permitiría mejorar los efectos de la quimioterapia convencional en los gliomas”.
El descubrimiento abriría la puerta a nuevas terapias basadas en el empleo de compuestos que ya están aprobados para su uso en otros pacientes con cáncer o, incluso, en la utilización de fármacos que hubieran sido inicialmente diseñados para pacientes con enfermedades neurodegenerativas.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez
