Los nuevos caminos de la inflamación articular
Si bien las enfermedades reumáticas son la principal causa de discapacidad laboral, en la actualidad se están probando nuevos fármacos, estrategias terapéuticas y formas de abordar este problema.
Las enfermedades reumáticas suponen la primera causa de incapacidad física en el mundo occidental, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y provocan un gasto considerable, ya que causan entre el 10 a 15 por ciento de las consultas de Atención Primaria en el país.
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad sistémica autoinmune que se caracteriza por provocar una inflamación persistente de la membrana sinovial articular, originando dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de la movilidad corporal.
Si bien su causa es desconocida, se tiene certeza que ocurre cuando el sistema inmunológico natural del organismo ataca las articulaciones y los tejidos sanos, provocando una inflamación y daño. Aunque se ignora su etiología, los investigadores creen que en su aparición pueden contribuir varios factores, entre ellos: la herencia.
Existen investigaciones que hablan de la posibilidad que un agente infeccioso sea el desencadenante de la enfermedad. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo en este sentido no han sido concluyentes (Ann Intern Med. 2010 Jul 6;153(1):1-15).
Como se trata de una patología sistémica puede afectar a cualquier órgano del cuerpo, además, puede producir amiloidosis, una complicación en la cual se deposita una proteína en distintos órganos del cuerpo, dificultando el funcionamiento de éstos y empeorando el pronóstico de los enfermos que la padecen.
Se da en todas las razas y grupos étnicos. Médicos, científicos, cantantes, actores, modelos, pintores, escritores, presidentes, líderes espirituales, deportistas sufrieron o siguen padeciendo la enfermedad. En ellos, Peter Paul Rubens, Pierre- August Renoir, Theodore Roosevelt, Edith Piaf, Michael Jackson, Paula Abdul, Keith Richards, Christian Barnard, Juan Pablo II, Carl Lewis, Shaquille O’Neal e incluso el Rey Juan Carlos I de España.
Es la artritis inflamatoria más común, afecta al 0.8 por ciento de la población adulta en todo el mundo y ocurre con mayor frecuencia en mujeres que en hombres, pudiendo ser más severa en las primeras.
La prevalencia aumenta con la edad y llega a afectar al 80 por ciento de los mayores de 65 años en algún grado. Los síntomas pueden empezar de forma repentina o gradualmente. Sin embargo, cada individuo puede experimentar la sintomatología de una forma diferente.
“Existen distintos grados de artrosis y el deterioro del cartílago va a depender de la genética que tenga la persona, de su nutrición a lo largo de los años, de la actividad física que desarrolle, traumatismos o sobreuso de las articulaciones. Es importante destacar que no todas las personas van a tener un deterioro grave del cartílago al llegar a una mayor edad y puede –incluso- no ser sintomático, ya que nuestra percepción del dolor varía de persona a persona”, destacó el doctor Carlos Bolomey Elgueta, médico jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Clínico Fundación de Salud El Teniente (FUSAT), la principal institución de salud de la Región de O’Higgins.
Cuando la enfermedad se diagnostica en personas menores de 50 años, las causas más frecuentes son “el sobrepeso, la alteración de los ejes en las articulaciones de carga, especialmente, los traumatismos únicos o repetidos de actividades deportivas o por sobreuso en algunas actividades laborales. En el caso de la rodilla, por ejemplo, el futuro del cartílago articular está ligado al tener un eje normal, una articulación estable y a la preservación de los meniscos. Por ello, cada vez más, se evita extirpar y se suturan los meniscos, se reconstruyen los ligamentos cruzados, los cuales tienen un rol fundamental en la preservación del cartílago articular de la rodilla”, agregó.
Los huesos y el cartílago están diseñados para soportar una carga máxima. El sobrepeso daña en forma directa el cartílago, al inducir cambios en el metabolismo del condrocito. Si a esto se le asocia sedentarismo, el daño se multiplica, porque la inmovilización no favorece la regeneración del cartílago, al contrario: produce una atrofia del mismo.
Sobre su tratamiento, el especialista destacó que “lo primero en la artrosis es el abordaje médico que incluye baja de peso, analgésico y condroprotectores. Está demostrado que el fortalecimiento muscular ayuda a disminuir los dolores en la artrosis. Sólo si esto fracasa se plantean las distintas cirugías”.
En esta decisión influye el tamaño y profundidad de la lesión del cartílago, el nivel de actividad y la edad del paciente. “En la cirugía existen los métodos reparadores que ayudan en la formación de un nuevo tejido fibrocartilaginoso, de menor calidad que el cartílago original, pero que permite a las personas retomar sus actividades deportivas. Se trata de perforaciones y microfracturas que facilitan el acceso de los vasos sanguíneos y las células osteoprogenitoras, capaces de conseguir una condrogénesis. Los métodos reconstructivos buscan rellenar los defectos con tejido autólogo o injertos. Cuando la artrosis es grave se realizan las prótesis articulares parciales o totales.”, explicó el traumatólogo.
El cartílago tiene una función de amortiguación, a través del agua que se introduce en la matriz cartilaginosa. Cuando una persona se mantiene en una sola posición por períodos prolongados, se puede provocar una pérdida de agua en los puntos de apoyo donde está trabajando la articulación. Por lo que al desplazarse toda el agua, es posible que se produzca un daño directo en el cartílago y en el hueso subcondral.
“Esto se conoce como artrosis”. Por lo tanto, aconsejó el doctor Bolomey, “es importante realizar un cambio de posición frecuente de las articulaciones para evitar esto. Por ejemplo, las secretarias o personas que trabajan en oficina y están la mayor parte del tiempo sentadas. Se les provoca una artrosis de rótula, por ello es conveniente que caminen con frecuencia, cambiando la superficie de apoyo articular”.
La artritis reumatoide, generalmente, requiere tratamiento de por vida que incluye diversos medicamentos, fisioterapia, ejercicio, educación y posiblemente cirugía. “Existen fármacos de reciente descubrimiento que ayudan a disminuir el dolor y evitar el deterioro del cartílago. Hay grandes avances en lo que es medicina regenerativa, en la cual se realizan técnicas de bioingeniería para desarrollar un tejido de cartílago hialino –como injertos de condrocitos, autólogos, injertos de células madres, matrices celulares, plasma rico en plaquetas- con los cuales se han obtenido resultados favorables en algunos casos, pero que aún están en fase de estudio y evaluación para ser aceptados por la comunidad médica”.
Sobre las recomendaciones para evitar la cirugía, el doctor Bolomey hizo hincapié en que se debe mantener un peso adecuado. “Eso es lo más importante. Realizar una actividad física moderada para mantener el tono muscular, utilizar fármacos protectores de cartílago indicados por un médico y no esperar que los pacientes tengan un dolor tan severo que los invalide totalmente para realizar tratamientos quirúrgicos de tipo protésico cuando están recomendados, ya que al paciente se le dificultará la recuperación por el mayor deterioro de su sistema musculo esquelético”.
El especialistas mencionó también que el dolor crónico causado por artrosis, es capaz de provocar una depresión mayor en los pacientes por un efecto directo a nivel cerebral, lo cual se ha demostrado a través de resonancias magnéticas funcionales, en las cuales se observa una ausencia de función de grupos neuronales, los cuales se recuperan totalmente al ser sometidos a una cirugía protésica que les permita aliviar el dolor.
“He observado en mi experiencia clínica que los pacientes rejuvenecen unos cinco años después de una cirugía protésica que elimina el dolor y mejora la función, lo cual les permite una mayor actividad física, que influirá –directamente- en la irrigación del cerebro, recuperando su nivel cognitivo y memoria, que se deteriora por lo antes descrito”, finalizó.
