Pubertad en pausa
Al retrasar cambios físicos irreversibles, los bloqueadores puberales se presentan como una solución para jóvenes transgénero.
Bajo la presión de que la pubertad está cada vez más cerca, cambios irreversibles como el agravamiento de la voz, la aparición de tejido mamario o vello corporal y facial se hacen más latentes para un preadolescente transgénero. Al comenzar a entender el funcionamiento de este proceso hormonal que no se ajusta al género con el que se identifican, un "miedo o ansiedad prepuberal" puede aparecer [1].
Es aquí cuando la opción de bloqueadores de pubertad (BP) suele presentarse como una salida. Los agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRHa) son un tipo de medicación que pausa la producción fisiológica de hormonas sexuales (testosterona y estrógeno) [2,3] y retrasa las características sexuales secundarias [4].
Administrados como un implante subcutáneo o una inyección de depósito cada uno o tres meses, los BP son la primera etapa de tratamiento que con frecuencia se utiliza entre los 12 y 15 años [5]. "Permiten un mayor tiempo de desarrollo cognitivo para llegar a una forma de pensamiento más similar a la del adulto, lo que ayuda a tomar mejores decisiones antes de empezar el uso de hormonas cruzadas", cuenta el doctor Alejandro Gepp, psiquiatra infantojuvenil y terapeuta en Diversidad Sexual, de Género y Relaciones del Hospital Carlos Van Buren y docente de la Universidad de Valparaíso.
Una vez aplazado el desarrollo puberal, las infancias transgénero son libres de explorar su identidad sin el estrés que supone la disforia de género (DG) y reduciendo futuras intervenciones médicas o quirúrgicas [3,5].
BP y salud mental
El uso de estos fármacos también representa una solución que tiene el potencial de salvar vidas [6]. Al no sentir que encajan en su propio cuerpo, la DG induce en algunos pacientes un profundo sufrimiento psicológico que puede resultar en elevadas tasas de ansiedad, depresión, autolesiones e incluso intentos de suicidio [5,7]. En este grupo, se estima que la prevalencia de esta última conducta alcanza un 40% [3,7].
Por esto, la supresión de la pubertad trae resultados beneficiosos para la salud mental [4,6]. Entre ellos, una mejora del funcionamiento psicológico, conductual, emocional y una disminución de la probabilidad de pensamientos suicidas en la adultez [5-7]. "Si bien no tenemos estudios perfectos al respecto, algunos han encontrado mejorías con respecto a síntomas como depresión, ansiedad, imagen corporal, funcionamiento global y calidad de vida", asegura el especialista.
El cuidado de personas transgénero comúnmente se relaciona con intervenciones médicas de confirmación de género, ya sean BP, hormonas o cirugías [7]. Sin embargo, la reafirmación es igual de importante. El apoyo para la transición social, el respaldo familiar y el uso del nombre y pronombres preferidos contribuyen a una salud mental positiva [1].
¿Una solución reversible?
Aunque los efectos de los GnRHa son totalmente revocables al interrumpir el tratamiento y el cuerpo vuelve a producir las hormonas correspondientes al sexo biológico [3,8], existe evidencia de que podría haber un impacto irreversible [2] y complicaciones significativas [9].
Cambios de humor, sofocos, lentitud en el crecimiento, aumento de la grasa, disminución de la densidad ósea, infertilidad, subdesarrollo genital y problemas con la función sexual son algunas de las consecuencias que se relacionan con la utilización de BP [2,4,6,10]. En su mayoría, de largo plazo [2].
El doctor Gepp indica que "en la mayoría de los estudios se dice que los bloqueadores son completamente reversibles, pero hay dudas con respecto al tema de la fertilidad. Parte de los otros cuestionamientos sobre la salud ósea y el desarrollo cognitivo no han sido fuertemente replicados y se pueden salvar de otras formas. Si esto se hace acompañado -por ejemplo, de un endocrinólogo o ginecólogo capacitado en el tema- y se van haciendo las suplementaciones y los seguimientos necesarios, debería ser totalmente reversible".
Sobre la balanza
Al estar en contra del reloj de la pubertad, retrasar el tratamiento con BP supone un riesgo tanto físico como mental para la juventud transgénero. Por esto, encontrar una manera de prevenir estas consecuencias resulta fundamental [5-7]. Por más que sea necesaria una evaluación sobre la medicación y el consentimiento informado acerca de potenciales riesgos iatrogénicos [10], también es importante hacer un análisis ético.
De esta manera, los beneficios de supresores puberales pueden superar los riesgos e incluso evitar la automedicación [8]. "Poniéndolo en la balanza con lo que significa poder, por ejemplo, prevenir un suicidio o tener un mejor funcionamiento en la etapa adolescente, que son años críticos, es mucho mejor iniciar los bloqueadores", destaca el médico.
Se aconseja el uso de GnRHa a través de un enfoque multidisciplinario integral, descrito en guías clínicas actuales como el modelo óptimo de atención en jóvenes. Esto, incluye el acompañamiento de profesionales de salud mental [8].
Abordar la práctica clínica desde un enfoque afirmativo es esencial para la creación de un ambiente cómodo y seguro para el paciente transgénero, entendiendo que cada uno tiene necesidades y experiencias diferentes. A través de actos tan simples como respetar los pronombres y el nombre social, se puede generar un vínculo que facilita una atención médica más efectiva.
Referencias:
[1] Horton, C. (2024). Experiences of Puberty and Puberty Blockers: Insights From Trans Children, Trans Adolescents, and Their Parents. Journal of Adolescent Research 2024, Vol. 39(1) 77–103
[2] Latham, A. (2022). Puberty Blockers for Children: Can They Consent? The New Bioethics, Vol. 28 No. 3, 2022, 268–291
[3] Turban, J. et al. (2020). Pubertal Suppression for Transgender Youth and Risk of Suicidal Ideation.
[4] Horton, C. (2023). "I Didn’t Want Him to Disappear" Parental Decision-Making on Access to Puberty Blockers for Trans Early Adolescents. Journal of Early Adolescence 2023, Vol. 43(4) 490–515
[5] Beattie, C. (2021). High court should not restrict access to puberty blockers for minors. J Med Ethics 2022;48:71–76.
[6] Rew, L. (2021). Review: Puberty blockers for transgender and gender diverse youth—a critical review of the literature. Child and Adolescent Mental Health 26, No. 1, 2021, pp. 3–14
[7] Turban, J. et al. (2022). Access to gender-affirming hormones during adolescence and mental health outcomes among transgender adults.
[8] Lauren, N. et al. (2021). "No One Stays Just on Blockers Forever": Clinicians’ Divergent Views and Practices Regarding Puberty Suppression for Nonbinary Young People. Journal of Adolescent Health 68 (2021) 1189e1196
[9] Greene, J. (2022). Puberty Blockers, Cross-Sex Hormones, and Youth Suicide. Backgrounder No. 3712
[10] Pilgrim, D. Entwistle, K. (2020). GnRHa (‘Puberty Blockers’) and Cross Sex Hormones for Children and Adolescents: Informed Consent, Personhood and Freedom of Expression. The New Bioethics, 26:3, 224-237
Por Dominique Vieillescazes