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ANALES

OFTALMOLÓGICOS

Tomo VII • Vol. III • N˚1-2-3 · 2017 • Santiago - Chile

han empleado dosis moderadas de CyA (en torno

a 2- 5 mg/kg/d) en monoterapia, en combinación

con dosis bajas de corticoides o asociado a

otros inmunosupresores obteniéndose buenos

resultados en cuanto a control de la inflamación y

de la agudeza visual. Vitale y cols. utilizaron dosis

iniciales de CyA de 2,5-5 mg/kg/d y consiguieron

estabilización de la agudeza visual en el 83% de

los pacientes tratados con este inmunosupresor

frente al grupo no tratado.

Algunos pacientes necesitaron la adición de

azatioprina al tratamiento para el control de

la enfermedad. Con estas dosis no observaron

nefrotoxicidad pero si hipertensión arterial

8

Shah KH y cols. en su serie trataron con ciclosporina

y sin corticoides orales al 90% de los pacientes

con EB y obtuvieron una mejoría o estabilización

de la agudeza visual en su seguimiento de 27,5

meses. Observaron que la mejoría en la agudeza

visual era significativamente mayor en el grupo de

pacientes tratados sólo con ciclosporina frente al

grupo tratado sólo con corticoides orales

13

.

En la actualidad, la pauta recomendada para

conseguir un buen control de la enfermedad con

mínimos efectos secundarios es comenzar con

una dosis inicial de CyA de 3-5 mg/kg/d repartido

en dos tomas diarias asociada a dosis de 1 mg/

kg/día de prednisona; Se han visto casos en los

que la suspensión del tratamiento combinado de

corticoides y ciclosporina a los 3 años de iniciado

no ha evitado la progresión de la enfermedad,

a pesar de mantenerse con una inflamación

intraocular mínima, desembocando en pérdida

de agudeza visual, discromatopsia, nictalopia y

defectos campimétricos permanentes, bien por

ineficacia del tratamiento o por una duración

insuficiente del mismo

14

.

Respecto al resto de inmunosupresores que se

han utilizado, tanto en monoterapia como en

tratamientos combinados, el número de pacientes

tratados con estos fármacos es muy reducido y

los detalles publicados sobre la eficacia de los

mismos son muy escasos. También se han utilizado

fármacos frente al factor de necrosis tumoral

alfa (anti-TNF-alfa) para el tratamiento de la CB,

entre ellos el infliximab en infusión a dosis de

200 mg (aproximadamente 3 mg/kg) repitiendo

las infusiones en función de la respuesta clínica

consiguiéndose disminuir la inflamación ocular

14

.

Otros tratamientos empleados en esta patología

incluyen la utilización de inmunoglobulinas

intravenosas. Le Hoang y cols. trataron a una serie

de pacientes con inmunoglobulinas algunos de

los cuales habían sido tratados previamente con

corticoides, y obtuvieron en la mayoría de los casos

una mejoría en la agudeza visual de dos o más

líneas en la escala de Snellen. Asimismo, existió

una mejoría en las alteraciones campimétricas que

presentaban en el 76,9% de los casos. El edema

macular disminuyó en el 73,9% de los casos a los

6 meses de seguimiento.

Aparecieron una serie de efectos secundarios

durante el tratamiento como hipertensión arterial,

fiebre y taquicardia

14

.

Un criterio para iniciar tratamiento en pacientes

con CB es la presencia de edema macular quístico

(EMQ). Se ha propuesto como tratamiento el uso

de triamcinolona intravítrea (4 mg) que se ha

llegado a utilizar durante periodos de hasta 3 años

manteniendo buenas agudezas visuales sin los

efectos secundarios de los fármacos sistémicos

a pesar de los efectos secundarios locales

potenciales de los corticoides como la formación

de cataratas y glaucoma. En otras ocasiones se

ha tratado el EMQ con corticoides perioculares,

siendo necesarias múltiples inyecciones para

conseguir una resolución completa del mismo.

También se han empleado para el tratamiento del

EMQ los corticoides sistémicos, los inhibidores de

la anhidrasa carbónica o la fotocoagulación laser.

La utilización de immunosupresores disminuye

el riesgo de desarrollar EMQ a diferencia de los

corticoides sistémicos administrados de forma

aislada y utilizados en dosis inferiores a 15 mg/día

(10 mg/día es la dosis utilizada para el uso crónico

de corticoides por lo que es una dosis insuficiente

en la prevención del EMQ).

Se sabe que el uso precoz de inmunosupresores

previene el empeoramiento de la agudeza visual

10

.

Los casos en los que aparece neovascularización

retiniana deben tratarse con fotocoagulación

argón para prevenir otras complicaciones. Las

membranas epirretinianas (MER) pueden tratarse

con vitrectomía. En los casos de aparición de

neovascularización subretiniana extrafoveal se

puede emplear laser argón y en los casos de

membranas subfoveales y yuxtafoveales con

los nuevos fármacos antiangiogénicos como el

bevacizumab cuando son mínimamente clásicas,

y con terapia fotodinámica (TFD) cuando son

predominantemente clásicas.

También se han utilizado como tratamiento de

la neovascularización coroidea los corticoides

sistémicos e intravítreos

5

.