Previous Page  40 / 52 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 40 / 52 Next Page
Page Background

ANALES

OFTALMOLÓGICOS

Tomo VII • Vol. III • N˚1-2-3 · 2017 • Santiago - Chile

DISCUSIÓN

La Oftalmopatía de Graves afecta de varias formas

la función ocular, independiente de la edad y el sexo,

además de la afectación orgánica propiamente tal,

existe un compromiso importante de la calidad de

vida del paciente. Ya que su incidencia es muy baja

en edad pediátrica, la investigación en relación

a OG se ha enfocado en el segmento adulto, sin

embargo, durante las últimas décadas han surgido

estudios clínicos que permiten determinar las

diferencias entre grupos etarios y algunos esquemas

terapéuticos que son útiles en el enfrentamiento

al cuadro.

La OG es la manifestación extratiroidea más común

de la EG y presenta una mayor prevalencia en el sexo

femenino, hecho que se condice con los resultados

de nuestra serie. Al momento del diagnóstico es

importante notar otras manifestaciones de EG

como el bocio (Figura 2).

En la población pediátrica, existe un riesgo igual

o levemente menor de desarrollar OG que en

la edad adulta

6-17

, se ha descrito que durante la

adolescencia (11-18 años) tanto la incidencia como

la sintomatología comienzan a acercarse a las de

los adultos. La OG ocurre más frecuentemente

en adolescentes (68%), como los de nuestra

muestra (mediana 13 años), que en menores de

11 años (31%)

17

. Una posible explicación surge del

cuestionario europeo de Krassas y cols. (2005)

2

en

el que destaca el tabaquismo activo y pasivo como

factor de riesgo para desarrollar OG, de esta forma,

el tabaquismo adolescente se asocia al aumento

de la prevalencia versus menores de 11 años, sin

embargo, ninguna de nuestras pacientes fumaba.

Otros factores de riesgo son el estrés, que puede

actuar como gatillante de la OG, los títulos elevados

de anticuerpos para el receptor de TSH y niveles

elevados de T4 libre

17-18

. El factor de riesgo más

importante en nuestra muestra es el género.

Los signos y síntomas no difieren sustancialmente

con el cuadro de presentación en edad adulta, se

asocian la epifora, el dolor, la sensación de cuerpo

extraño, inyección conjuntival y la fotofobia como

síntomas derivados de la inflamación de partes

blandas, éstos son comunes en la edad pediátrica

y en nuestra serie estuvieron presentes en un 60%

de los casos. Nuestros pacientes presentaron

retracción palpebral y proptosis en un 100% y

80% respectivamente, éstos son descritos tanto

en adultos como en niños, como los signos más

comunes de OG

1, 14, 16-18

.

Las complicaciones que amenazan la vista son poco

comunes en adultos, y su frecuencia es todavía

menor en edad pediátrica. Bratley y cols. (1996)

16

publicaron una de las seriesmás largas de pacientes

con OG hasta la fecha, de los 120 pacientes adultos

descritos, el 43% presentó miopatía restrictiva y

un 6% neuropatía óptica. En edad pediátrica, el

estudio de Holt y cols.

19

categorizó en prepuber y

postpuber a sus pacientes según estadío Tanner,

y obtuvo un 0% de miopatía restrictiva para los

prepuberes, pero un 24% para postpuberes.

Nuestros resultados están en concordancia con

el estudio en edad pediátrica, lo que apoya las

observaciones sobre el menor grado de severidad

con que cursa la OG en este grupo etario.

Se han reportado casos de OG severa en edad

pediátrica, Ferreira y cols.

10

y Papp y cols.

11

describieron casos pediátricos con neuritis óptica,

de difícil manejo y asociados a títulos altos de

anticuerpos y niveles altos de T4 libre.

El diagnóstico de OG se hace a través de la

clínica ocular (proptosis, retracción palpebral,

inflamación de partes blandas), la relación con

un trastorno tiroideo autoinmune y la exclusión

de otros diagnósticos. Como complemento puede

solicitarse alguna técnica de imagen como TAC

o RM para evaluar signos inflamatorios en la

musculatura extraocular, en nuestra serie se

solicitó en 3 pacientes. Para diagnosticar OG no

existen marcadores bioquímicos, sin embargo, los

títulos de anticuerpos contra el receptor de TSH se

han relacionado tanto con la severidad como con la

actividad de la enfermedad, posicionándose como

un parámetro útil para evaluar la condición clínica

y el pronóstico

20

. Un 85% de los encuestados en

un estudio europeo

21

declararon solicitar niveles

de TSH, T4 libre y anticuerpos para el receptor de

TSH como estudio diagnóstico, en nuestra serie el

diagnostico fue realizado asociado a anticuerpos

para el receptor de TSH elevados en promedio 8x

su valor normal.

Durante la anamnesis y el examen físico es necesario

realizar una valoración de la actividad y severidad

del cuadro. Estos conceptos posteriormente van

a guiar el manejo del paciente a través de su

categorización.

La actividad se refiere a la presencia de signos

inflamatorios del ojo o la orbita. Puede evaluarse a

través de la escala Clinical Activity Score (CAS)

22

,

ampliamente utilizada y recomendada por la

EUGOGO. En la primera consulta se puntúan los

ítems del 1 al 7:

1. Dolor orbital espontáneo

2. Dolor orbital asociado a movimientos oculares

3. Edema de párpado

4. Eritema del párpado

5. Inyección conjuntival

6. Equimosis

7. Inflamación de la carúncula o plica

Para el seguimiento los pacientes pueden evaluarse