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HIPERTENSIÓN / 2015 / VOL. 20

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INTRODUCCIÓN

MANEJO DEL DOLOR EN LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL

Profesor Asociado de Medicina

Facultad de Medicina Oriente. Universidad de Chile

El dolor y la hipertensión arterial tienen factores en común:

1. El dolor agudo, en la medida que activa el sistema nervioso simpático y estimula la

secreción de catecolaminas, es capaz de elevar la presión arterial

(1)

.

2. La hipertensión arterial altera la percepción dolorosa y produce un cierto grado de

hipoalgesia, fenómeno que tiende a desaparecer en condiciones de dolor crónico

(2)

.

3. El dolor crónico también se asocia a un mayor riesgo de hipertensión, posiblemente

debido a una disminución de la actividad endorfínica cerebral

(1,3)

.

4. El tratamiento antihipertensivo y el analgésico suelen modular la percepción del dolor

y las cifras de presión arterial, respectivamente. Por ejemplo, el agonista adrenérgico

a-2, clonidina, reconocido antihipertensivo, administrado por vía sistémica tiene poder

analgésico y de potenciador de otros fármacos con acción anti-inflamatoria

(4)

.

5. Por otro lado, los anti-inflamatorios no esteroidales (AINEs), como veremos más adelante,

tiende a elevar las cifras de presión arterial.

Por lo anterior, debe tenerse presente que los tratamientos analgésicos y antihipertensivos

pueden tener implicancias en las terapias crónicas de ambas condiciones patológicas. En

esta oportunidad, el foco estará centrado en el tratamiento del dolor y sus efectos sobre el

control de la hipertensión arterial.

Las clases de fármacos más frecuentemente utilizados en condiciones de dolor crónico son

los AINEs (57,5%), paracetamol (20,9%) y opioides débiles, como el tramadol (18,5%)

(5)

.

Fisiopatología

Las prostaglandinas (PG) participan en la regulación de la hemodinamia intrarrenal, el transporte

de iones y la síntesis de hormonas y, con ello, en el mantenimiento del equilibrio de la presión

arterial (Figura 1) (Adaptado de 6).

Fernando González Fuenzalida