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Uso precoz de cafeína
Se ha demostrado que las metilxantinas como tratamiento de la apnea del prematuro reducen
los índices de DBP y la cafeína mejora la supervivencia sin deterioro neurológico o retraso del de-
sarrollo de 18 meses a 21 meses de edad. Además, el uso profiláctico de la cafeína está asociado
con menos DBP y ductus arterioso persistente (DAP). Hay pequeños trabajos que muestran que la
administración de cafeína, tan precoz como 2 horas, se asoció con una mejoría de la presión san-
guínea y un flujo aumentado en vena cava superior sin diferencias en la necesidad de intubación
o vasopresores. Sin embargo, estudios más grandes son necesarios para determinar los beneficios
de la cafeína profiláctica tan precoz.
La recomendación actual es la administración de cafeína en las primeras 24 horas de vida, a
dosis de carga de 20 mg/kg y dosis de mantención entre 5 a 10 mg/k/cada 24 horas a los RN < 32
semanas para reducir la apnea de la prematuridad y la DBP.
Uso precoz de aminoácidos y nutrición parenteral
El manejo de un RN extremadamente prematuro representa una emergencia nutricional,
debido a que la alta tasa de acumulación fetal de nutrientes a través del flujo placentario debe
ser reemplazada. La nutrición parenteral apoya las necesidades de energía y nutrientes durante
la vida posnatal temprana del recién nacido extremadamente prematuro hasta que se establece
la alimentación enteral. El uso precoz de aminoácidos 2 g/kg, en las primeras horas de vida, da
como resultado un estado anabólico y está positivamente correlacionada con los resultados del
desarrollo neurológico a largo plazo. La glucosa es la principal fuente de energía en la vida fetal
y, en la vida posnatal temprana, los recién nacidos extremadamente prematuros corren el riesgo
de alteración de la homeostasis de la glucosa. Si bien requieren una infusión continua de glucosa,
4-6 mg/k/minuto, para proporcionar una fuente continua de energía al cerebro y a órganos vitales,
la hiperglicemia constituye una complicación en la vida posnatal temprana de los neonatos muy
prematuros y puede ser precipitada por el suministro iatrogénico de glucosa y factores de estrés.
La hiperglicemia en neonatos de muy bajo peso al nacer está asociada con aumento de la duración
de la estadía hospitalaria y en la morbilidad. En relación a esto se sugiere mantener glicemias bajo
150 mg/dl, con aporte mínimo de glucosa de 3 mg/k/m. En caso de glicemias mayores a 180 mg/
dl, con aporte mínimo de 3 mg/k/m, se sugiere manejo con insulina.
El aporte de 0,5-1 mg/k de emulsión lipídica debe ser suficiente para prevenir la deficiencia de
ácidos grasos esenciales y satisfacer las demandas metabólicas. Aunque la recomendación actual
es comenzar la emulsión lipídica intravenosa a 2 g/kg/día, está sujeto a la condición clínica del
RN. Existe evidencia de que la emulsión lipídica temprana está asociada con un mejor desarrollo
neurológico a largo plazo. La mezcla lipídica que contiene triglicéridos de cadena media, aceite de
oliva, aceite de soja y aceite de pescado (SMOF lipid) se asocia con un menor riesgo de retinopatía
de la prematuridad y un mejor perfil de ácidos grasos.
En relación a la nutrición enteral, lo ideal es que se inicie en las primeras 24 horas de vida,
idealmente con leche materna, ya que confiere un menor riesgo de enterocolitis necrosante (NEC),
sepsis tardía y muerte. Aunque la leche materna es la óptima, es insuficiente en algunos nutrientes
como calcio, fósforo y proteínas, para satisfacer las necesidades del recién nacido extremadamente
prematuro, por lo que debe usarse fortificante de leche humana. Preocupaciones pasadas sobre la
osmolaridad y el vaciamiento gástrico tardío que conduce a la intolerancia a la alimentación y NEC
han sido refutados con la investigación reciente. Hay evidencia emergente de que la fortificación
temprana de los alimentos puede ser bien tolerada y mejorar el crecimiento.
Prevención de la infección
La sepsis neonatal es una causa importante de morbimortalidad neonatal. En una revisión
reciente publicada en Lancet, la prematuridad y la sepsis neonatal se reportaron como la causa
más importante de mortalidad infantil en el menor de cinco años. Las manifestaciones clínicas de
la sepsis neonatal son generalmente sutiles e incluyen el malestar respiratorio, la taquicardia, el re-