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se relacionan con lesiones gástricas a diferencia de los álcalis. Las lesiones del esófago ocurren

principalmente en las áreas de disminución del lumen fisiológico: área crico faríngea, esófago

medio donde se contacta con el arco aórtico y la rama izquierda del bronquio e inmediatamente

sobre la unión esófago gástrica. La formación de escara ocurre 4 a 7 días después de la injuria

inicial produciéndose invasión bacteriana, respuesta inflamatoria y desarrollo de tejido de gra-

nulación. Debido a que el depósito de colágeno no ocurre hasta la segunda semana, la fuerza

de tensión del tejido sano es baja durante las primeras dos a tres semanas. Por este motivo,

se prefiere evitar la realización de endoscopias entre el 3º y 15º día después de la ingestión

del cáustico, ya que durante este período las úlceras se recubren con una capa de fibrina y se

puede producir perforación. La retracción de la escara comienza la tercera semana y puede

continuar por varios meses, llevando a la formación de estenosis y acortamiento del segmento

comprometido. El acortamiento del esófago altera la presión del esfínter esofágico inferior

aumentando el riesgo de reflujo gastroesofágico, lo que acelera la formación de estenosis.

También se producen cambios en la motilidad del esófago resultando en contracciones no

peristálticas y de baja intensidad.

Cuadro clínico

Es variable, desde ningún síntoma o molestias orofaríngeas leves, a síntomas como dolor local,

odinofagia, náuseas, vómitos, disnea, disfagia, lesiones orales o dolor torácico y/o abdominal. La

lesión de la epiglotis, hipofaringe y faringe, por lesión directa o por aspiración producirá disnea,

estridor y ronquera. El dolor torácico intenso y el enfisema subcutáneo sugieren perforación

temprana, pudiendo evolucionar al

shock

. Los síntomas agudos suelen remitir en 2 o 3 días. Evo-

lutivamente, en las siguientes semanas puede aparecer obstrucción esofágica y disfagia, siendo la

estenosis más tardía. Los síntomas se consideran pobres predictores de la extensión o profundidad

de las lesiones

.

Por este motivo, se sugiere la realización de endoscopia digestiva ante toda ingesta

cáustica sintomática, y en todos los casos asintomáticos, pero con ingestas significativas, aunque

sean accidentales.

Exámenes de laboratorio

Rx de tórax

Aire en el mediastino sugiere perforación esofágica, así como aire libre bajo el diafragma pue-

de indicar perforación gástrica. Para confirmar perforación, se puede realizar un tránsito intestinal

con medio de contraste hidrosoluble como el hipaque o gastrografin.

Endosonografía (EUS)

Permite determinar la profundidad de la lesión, lo que no se logra con la endoscopia. La

destrucción de la capa muscular del esófago observado por EUS se considera un signo de futura

formación de estenosis. Además, el examen con una sonda radial puede predecir la respuesta a

la dilatación.

Escáner

Un escáner informa del daño transmural del esófago y pared gástrica, además de la extensión

de la necrosis. Es útil en el estudio de posible perforación. Tiene la ventaja de no ser un examen

invasivo.

Endoscopia digestiva alta (EDA)

Se debe realizar entre las 12 y 48 horas de la ingestión del cáustico, aunque se considera se-

gura hasta 96 horas posterior a la ingestión. Una endoscopia antes de 12 horas puede pasar por

alto una lesión en evolución, por la intensa hiperemia, y si se realiza más tardíamente aumenta

el riesgo de perforación. La exploración endoscópica debe ser cuidadosa, bajo anestesia general

para minimizar el riesgo de perforación esofágica y siempre realizada por personal experto. Está

contraindicada ante la sospecha clínica o radiológica de perforación, o cuando existe lesión en la