Neurología
Toxina botulínica mejora trastornos musculares pero no la migraña
Desde su introducción hace unos 25 años, la neurotoxina botulínica se ha convertido en el tratamiento más eficaz para numerosas alteraciones del movimiento asociadas con aumento del tono muscular. Dos artículos recientemente publicados presentaron un análisis de su farmacología e inmunología, y basándose en la evidencia, acotaron el uso en espasticidad y trastornos del movimiento. Además de su actividad colinérgica sobre las terminaciones motoras, la acetilcolina también es un importante neurotransmisor en el sistema nervioso autónomo parasimpático, y en cierta medida, en el simpático. Varios trastornos autonómicos derivan de la sobre actividad colinérgica, por ejemplo, en la unión neuromuscular de la vejiga hiperactiva o en el empalme neurosecretor en los desórdenes hipersecretores. Un número creciente de estudios, incluidos ensayos controlados con placebo, demuestran que la toxina botulínica puede ser un valioso agente para el manejo de los trastornos autonómicos relacionados con sobreproducción colinérgica localizada. Su modo de acción en el dolor, sin embargo, no está bien entendido.
Este artículo evalúa el estado actual de los conocimientos y las pruebas de la neurotoxina botulínica en determinados trastornos de la función autónoma y el dolor. Los investigadores realizaron una búsqueda bibliográfica en MEDLINE y Current Contents de artículos terapéuticos sobre la neurotoxina botulínica y sus indicaciones. Se revisaron, resumieron y clasificaron según la calidad del estudio (clase I-IV). Las conclusiones y recomendaciones se elaboraron sobre la base del nivel más alto de evidencia para luego adecuarlas al contexto clínico actual.
Literatura de alta calidad disponible para las respectivas indicaciones fue la siguiente: hiperhidrosis axilar (dos estudios clase I); hiperhidrosis palmar (dos estudios de clase II); babeo (cuatro estudios de clase II); sudoración gustativa (cinco estudios de clase III); hiperactividad del detrusor neurogénica (dos estudios clase I); disinergia detrusor-esfínter en lesión de médula espinal (dos estudios de clase II); lumbago crónico (un estudio de clase II); migraña episódica (dos de clase I, y dos estudios de clase II); dolor de cabeza crónico diario (cuatro estudios de clase II) y cefalea crónica de tipo tensional (dos estudios clase I).
Finalmente, los autores recomiendan que la neurotoxina botulínica debe ofrecerse como una opción de tratamiento para el manejo de la hiperhidrosis axilar y la hiperactividad del detrusor (Nivel A), además, debería ser considerada para la hiperhidrosis palmar, babeo y la disinergia detrusor-esfínter después de una lesión de la médula espinal (Nivel B), y la sudoración gustativa y dolor lumbar (Nivel C). El botox es probablemente ineficaz en la migraña episódica, crónica y el dolor de cabeza de tipo tensional (Nivel B). No existen actualmente pruebas coherentemente sólidas que permitan extraer conclusiones sobre la eficacia de la toxina botulínica en cefalea crónica diaria (principalmente migraña transformada) (Nivel U). Si bien la práctica médica pudiese sugerir su recomendación en algunas de estas indicaciones, las conclusiones basadas en la evidencia se ven limitadas debido a los datos disponibles.
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