Cardiología
Depresión en los ancianos se asocia con presión arterial baja
La depresión es un proceso altamente prevalente entre personas mayores. Se ha observado que se relaciona con un aumento de la morbimortalidad cardiovascular, especialmente entre individuos con enfermedad arterial coronaria. Sin embargo, los resultados de estudios de asociación entre factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular y/o mortalidad como la presión arterial (PA) elevada y la depresión son contradictorios. Por ejemplo, algunos análisis clínicos han informado de una co-ocurrencia, mientras que en otros se ha informado de un “síndrome hipotensivo”, descrito como cansancio, mareos y sensación de desmayo, o menores síntomas psicológicos y depresivos. Estudios longitudinales sobre la relación entre la depresión y la PA también muestran resultados inconsistentes. En algunos estudios, los trastornos depresivos se han ligado a una posterior aparición de hipertensión, pero otros no han confirmado esta relación. Por otra parte, un reciente estudio longitudinal de referencia determinó que la presión arterial diastólica (PAD) baja predice una depresión posterior.
Con el objetivo de analizar la relación entre la presión arterial y la depresión en personas mayores, el doctor Hermine Lenoir y colaboradores de la Universidad de París, Francia, estudiaron a 9294 personas de 65 años o más, que vivían en tres ciudades francesas (Burdeos, Dijon y Montpellier). Los participantes fueron clasificados como depresivos en base a tres diferentes marcadores de depresión. Se llevaron a cabo múltiples análisis de regresión lineal para la relación entre la depresión y los valores promedio de presión arterial sistólica y diastólica, teniendo en cuenta posibles factores de confusión como edad, género, educación, tabaquismo, consumo de alcohol, índice de masa e historia de eventos cardiovasculares.
El trabajo contó con una media de edad de 73,7 años, e incluyó un 60,7% de mujeres. En general, el 31% de los participantes cumplieron con los criterios de depresión, 77,5% tenía hipertensión y el 49,5% utilizaba fármacos antihipertensivos. Los análisis mostraron una menor presión arterial sistólica y diastólica en los individuos depresivos en comparación con los no depresivos, tanto en hombres (presión arterial sistólica 148,2 frente a 151,8 mmHg, P < 0,002; presión arterial diastólica 83,0 frente a 84,7 mmHg, P = 0,003) como en mujeres (presión arterial sistólica 141,7 versus 144,7 mmHg, P < 0,0001; presión arterial diastólica 80,7 frente a 81,4 mmHg, P < 0,02). Estas asociaciones fueron independientes de la edad y uso de antihipertensivos o agentes psicotrópicos.
Se concluye que en una amplia muestra poblacional de ancianos, las personas depresivas tienen una menor presión arterial, independiente de los medicamentos y del historial de eventos cardiovasculares.
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