Neurología
Variaciones de presión aumentan los accidentes cerebrovasculares
En los ancianos, es cada vez más reconocida la importancia de la enfermedad cerebrovascular subclínica, pero sus determinantes no han sido explicados completamente. Hoy en día, se sabe que la hipertensión y las fluctuaciones de la presión arterial (PA) pueden conducir a la enfermedad cerebrovascular isquémica a través de cambios y el compromiso de la autorregulación cerebral.
Docentes de la Universidad de Columbia en Nueva York, Estados Unidos, investigaron la asociación de las fluctuaciones de PA en el tiempo con la enfermedad cerebrovascular, mediante un estudio epidemiológico basado en una comunidad de adultos mayores del norte de Manhattan. Un total de 686 ancianos sin demencia y con mediciones de PA durante intervalos de 24 meses se sometieron a una imagen de resonancia magnética. Los participantes se dividieron en 4 grupos: por debajo o por encima de la media del grupo (< 96,48 o > 96,48 mmHg), y estos, a su vez, subdivididos si estaban por debajo o por encima de la media (< 7,21 o > 7,21 mm Hg). Finalmente, se evaluaron las diferencias de volumen para la hiperintensidad de la sustancia blanca (WMH) y la presencia de infartos cerebrales.
El volumen de la hiperintensidad de la sustancia blanca aumentó en los 4 grupos de manera lineal, con un volumen WMH más bajo en el grupo inferior de PA y un mayor volumen WMH en el grupo más alto (F (3,610) = 3,52, P = 0.02). La frecuencia de los infartos también aumentó entre los grupos (de 22% a 41%, P para la tendencia = 0.004).
En conclusión, en comparación con los individuos con PA baja y pocas variaciones, el riesgo de enfermedad cerebrovascular aumentó con una mayor PA y con la presencia de más fluctuaciones. Dado que las enfermedades cerebrovasculares se asocian con discapacidad, estos hallazgos sugieren que las intervenciones deben centrarse en la hipertensión y en las fluctuaciones de PA a largo plazo.
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