Epidemiología
Depresión en ancianos se agrava con mayor IMC
La depresión es la enfermedad mental más frecuente en los adultos mayores, con efectos concomitantes sobre la morbilidad, mortalidad y la calidad de vida. Aunque los agentes de riesgo sociodemográficos y psicológicos representan un fenómeno bien conocido, existe un creciente interés en la búsqueda de factores de riesgo modificables que afectan simultáneamente a la depresión y otras enfermedades crónicas. La hipertensión y el índice de masa corporal (IMC) se encuentran entre estos componentes de riesgo que pueden modificarse y que están siendo cada vez más discutidos. La relación entre la depresión y la hipertensión en los ancianos ha sido previamente investigada, pero los resultados son heterogéneos, además de ser escasos los ensayos longitudinales basados en la población.
El objetivo de los autores (Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale, París, Francia) fue investigar la asociación del índice de masa corporal y la presión arterial con el riesgo de padecer depresión en una muestra de personas mayores (más de 65 años) seguidos durante 10 años (1999-2010). La depresión se definió como tener síntomas de depresión mayor de acuerdo a la Mini Entrevista Neuropsiquiátrica Internacional o a la toma de medicación antidepresiva. Los autores aplicaron modelos estructurales marginales para examinar las relaciones entre el IMC y la presión arterial con la depresión.
En sujetos que se encontraban sin depresión al inicio del estudio (n = 3.090), 478 desarrollaron la condición a lo largo de los 10 años de seguimiento. Los análisis mostraron que después de controlar para los valores de referencia y los factores de confusión dependientes del tiempo, los sujetos con IMC alto tenían mayor riesgo ajustado de depresión en comparación con los de IMC normal (R= 1,60, intervalo de confianza del 95%: 1,03; 2,51). En comparación con individuos de presión arterial normal, las personas con presión arterial alta no estaban en mayor riesgo de depresión, mientras que aquellos con presión arterial baja tenían un elevado peligro de depresión.
Finalmente, estos hallazgos apoyan la implicación de factores de estilo de vida en el desarrollo de la depresión en ancianos. Futuros estudios deberían centrarse en la evaluación de las intervenciones de los estilos de vida y la obesidad en adultos mayores.
Temas Relacionados
