Pediatría
Autismo y trastornos relacionados son notoriamente más frecuentes
Los trastornos del espectro de autismo (TEA), término clínico para los desórdenes del desarrollo descritos en los sistemas de clasificación, generalmente se observan como alteraciones que tienen un fuerte efecto funcional y económico en los individuos y en sus familias. Las personas con autismo suelen representar una carga considerable para los servicios educativos, sociales y médicos, por tanto, se necesitan estimaciones exactas del predominio para la organización y funcionamiento de tales instituciones. Hasta los años 90, se aceptaba extensamente unos cuatro a cinco casos de autismo por cada 10.000 personas, mientras que ahora, los estudios han demostrado estimaciones crecientes para todos los TEA, entre de 30 y 90 casos por 10.000. Además de un real aumento en el predominio, se han propuesto explicaciones alternativas, incluyendo otros criterios de diagnóstico, diversos métodos de evaluación, localización urbana, rural y del país, población de estudio, edad, cociente de inteligencia y otros desórdenes neurosiquiátricos y médicos.
Para cuantificar y determinar directamente la presencia de los trastornos del espectro de autismo, Gillian Baird y colegas (Hospital de Londres, Reino Unido) analizaron una muestra de 56946 niños entre 9 y 10 años.
Los resultados observaron que la prevalencia del autismo en la niñez era de 38.9 por 10.000 (IC del 95%, 29.9-47.8) y para otros TEA de 77.2 por 10.000 (52.1-102.3), mostrando una frecuencia total para todos los trastornos del espectro de autismo de 116.1 por 10.000 (90.4-141.8). Una definición más estricta del autismo infantil, que combinó consenso clínico con criterios instrumentales pasados y actuales, arrojó una prevalencia de 24.8 por 10.000 (17.6-32.0). El índice para la relación según la localidad fue más bajo para los niños de padres con menos educación.
Concluyen los autores que la presencia de autismo y en general de los TEA es substancialmente mayor que lo reconocido históricamente. Si el aumento se debe a un mejor proceso de evaluación, los criterios de diagnóstico deberían replantearse o mejorarse. Los servicios de salud, educación y social necesitan y deben reconocer las necesidades de los niños con trastornos del espectro de autismo, quienes constituyen el 1% de la población infantil.
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