Oftalmología
Elevada presión de pulso causaría glaucoma de ángulo abierto de alta presión
El rol vascular en el mecanismo fisiopatológico del daño del nervio óptico en el glaucoma de ángulo abierto (GAA) se ha estudiado extensamente. No obstante, las relaciones entre factores de riesgo tales como hipertensión sistémica, presiones sistólicas o diastólicas, o la presión de perfusión y la condición oftalmológica siguen siendo polémicas. Algunos estudios han encontrado asociaciones entre hipertensión o menor presión de perfusión y GAA, mientras que otros han determinado una relación entre presión arterial y la presión intraocular (PIO), o simplemente no han concluido algún tipo de relación. Las diversas definiciones de GAA utilizadas en los ensayos, la complejidad de los mecanismos implicados, y los diversos diseños de estudio pueden ser razones para estos contradictorios resultados. En individuos mayores, la hipertensión sistólica es el tipo más observado de hipertensión, que se asocia a endurecimiento arterial. Este efecto se agrava con la edad, cuando las características elásticas de las arterias disminuyen. Recientemente, se ha sugerido que la rigidez arterial no es un proceso sólo asociado al envejecimiento ya que puede estar relacionado también con la enfermedad cardíaca y el accidente cerebrovascular.
Para dilucidar asociaciones entre las presiones arteriales (PA), el endurecimiento arterial y el glaucoma de ángulo abierto, investigadores holandeses analizaron a un grupo de pacientes con problemas visuales. Los casos fueron clasificados en GAA de presión alta (GAA-PA) y GAA de presión normal (GAA-PN), según una presión intraocular superior a 21 mm Hg o inferior a 21 mm Hg. La presión de pulso era la diferencia entre PA sistólica y diastólica. La presión de perfusión diastólica era la diferencia entre PA diastólica y la presión intraocular; los indicadores de rigidez arterial eran velocidad de onda de pulso carótido-femoral y distensibilidad carotídea.
Se incluyeron un total de 5317 participantes. En aquellos con presión de pulso más alta, el predominio del GAA-PA fue mayor (riesgo [R], 1.32; intervalo de confianza del 95% [IC], 1.03-1.69). En personas tratadas por hipertensión sistémica, la menor presión de perfusión diastólica (<50 mm Hg) estuvo asociada inversamente al GAA-PN (R, 0.25; IC del 95%, 0.10-0.63) y positivamente asociada al GAA-PA (R, 4.68; IC del 95%, 1.29-17.01). El tertil inferior de distensibilidad carotídea comparado con el más alto presentó un R para el GAA-PA de 2.84 (IC del 95%, 0.99-8.10; P = 0.05).
En conclusión, los autores encontraron que el GAA-PA estuvo asociado a una presión de pulso elevada, con incremento de la rigidez carotídea, y, sólo en personas tratadas para la hipertensión sistémica, con presión de perfusión diastólica baja. En estas personas, el GAA-PN estuvo ligado a una presión arterial más alta, mientras que la asociación entre el GAA-PN y la menor presión de perfusión diastólica fue inversa.
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