

7
Julio
2014.
Volumen
13
-
N
°
57
“Chascarrito”
que tuve en mis primeros pasos por
la pediatría; un médico que ya se retiraba cuando
yo ingresaba a trabajar y que conocí al acompañar
a unpaciente a ínter consulta,medijoal examinarlo,
“escuche”
yo escuché con mucha atención pero no
logré oír nada especial, solo su voz que
aumentaba de tono y era ya muy alto cuando me
dijo”
páseme el escuche señorita…”.
Ágiles mis
manos le entregaron el paño clínico que usaba
para la auscultación directa con su oído sobre el
tórax. Conversando con el actual Jefe de Servicio,
recordamos el paño de auscultación directa, que
ambos alcanzamos a conocer y utilizar.
Todo era nuevo. Procedimiento y técnicas se fueron
incorporando a mi que hacer como: Broncografías
bajo anestesia general que realizábamos con el
doctor Jorge Campos Recio, Anestesista y el doctor
Manuel Mena, Radiólogo Infantil. Posteriormente
con el doctor Heralio Cortes del Fierro, la
realizábamos con anestesia local llevando a cabo
conjuntamente un trabajo de investigación con
muestra para gases arteriales antes, durante y
después del procedimiento, esterilización con gas
de óxido de etileno del material que preparaba
con la auxiliar clínica, utilizábamos en las tardes
para el proceso de estilirización y aireación, la
sala de procedimiento de Bronco para prevenir los
riesgos de toxicidad, las Phmetría, con el doctor
Patricio Barraza, Cirujano Infantil, en los pacientes
con reflujo esofágico, los test de alérgeno que
realizaba en el Policlínico de Especialidades que
estaba ubicado en las dependencias que hoy
ocupa Mantención. Con mi colega de lactantes A
Carmen Aguilera que además de sus condiciones
profesionales era una gran dibujante; pintamos
motivos infantiles en la fachada de este Policlínico
para hacerlo más acogedor. Requería tiempo tomar
las muestras para gases en capilares, electrolitos
en sudor y la Iga secretora, esta última, con un
equipo que tuve que idear, utilizando frascos
de penicilina, imitando el sistema de trampa de
agua conectada a motor de aspiración.
Era tanta mi avidez de formación e información
que cuando las enfermedades respiratorias agudas
emergieron con mayor fuerza, me inscribí en un
curso que dictó la Universidad Católica, en el
primer semestre del año
1971
“Enfermería en
Enfermedades Respiratorias” y la señora Sara
Marchant gestionó una pasantía por el hospital
Roberto del Río para capacitarme en la atención
del paciente respiratorio complejo con el fin de
organizar Bronco pulmonar como una Unidad de
Cuidados Especiales Respiratorios. Ello permitiría
concentrar los recursos humanos y materiales
para el cuidado de enfermos con requerimientos
de oxigenoterapia en concentraciones más altas,
utilizando para ello las croupettes y las tiendas
de oxígeno y con atención profesional de
enfermedades exclusivas para esta Unidad, las
24
horas, que visionaria actitud del doctor Rodolfo
Burdach W. y la señora Sara Marchant.
El trabajo era generalmente abrumador pero nos
dábamos un espacio para preparar y celebrar
festividades especiales como la Navidad para
nuestros niños y el día del Hospital, en que
reunidos como una gran familia participábamos
de las actividades programadas como el acto
inaugural, el almuerzo en el parque si el clima lo
permitía y los eventos donde dábamos a conocer
nuestro don natural artístico en obras de teatro,
bailes, cantos. Aún recuerdo aquellas coplas de “El
patito chiquito”, que cantamos en una oportunidad
las enfermeras que fueron muy celebradas pero
que también provocaron más de una “Ronchita”.
Dejábamos en libertad nuestra imaginación para