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La hipernatremia se define como una concentración de sodio mayor a 150 mEq/L y corresponde

a un trastorno electrolítico mucho menos frecuente en la edad pediátrica que su contraparte. De-

bido a que la osmolaridad plasmática depende principalmente del sodio, la hipernatremia equivale

a hiperosmolaridad. Es importante recordar que este hallazgo es secundario a un trastorno del

balance del agua y no significa necesariamente un aumento en el contenido de sodio corporal total.

Aumentos rápidos e importantes del sodio, pueden producir considerable daño neurológico.

La incidencia en niños hospitalizados es variable, con reportes entre 0,04 y 0,2%. La mayor

incidencia de hipernatremia, existe en el grupo de recién nacidos menores de dos semanas

alimentados con lactancia materna exclusiva, que se reporta en 0,4%. En este grupo, la causa

corresponde a una deshidratación hipernatrémica por hipoalimentación.

Fisiopatología

La respuesta normal a la hipernatremia/hiperosmolaridad es un aumento de la secreción de

ADH, que genera ahorro renal de agua, y aparición de sed, provocando un aumento de la ingesta

oral de agua. Estos dos mecanismos restablecen la osmolaridad a límites normales de manera muy

eficiente, manteniendo una natremia entre 135-145 mEq/L, tanto en adultos como en niños. Como

se mencionó previamente, la osmolaridad plasmática en situaciones normales varía solo en 1-2%.

El ahorro renal de agua está limitado por la capacidad de concentración urinaria y por la carga

renal de solutos, de modo que el principal mecanismo de defensa frente a la hipernatremia lo

constituye la sed y en individuos con acceso libre al agua y mecanismo de sed intacto, cualquier

aumento de la natremia se corrige rápidamente. De esta manera, los pacientes que no tienen

acceso libre al agua, que tienen pérdidas excesivas de agua debido a enfermedad aguda o que

tienen alguna alteración en el mecanismo de la sed, desarrollarán hipernatremia. Grupos de riesgo

lo constituyen, por lo tanto, los lactantes y niños con daño neurológico que altera la sed o les

impide acceder al agua. La hipernatremia también se puede producir por pérdidas excesivas de

agua renal (diabetes insípida) y extrarrenal (piel), sin una adecuada reposición. De manera mucho

menos frecuente, es posible generar hipernatremia por aporte excesivo de sodio, a través del

aporte de soluciones hipertónicas, en el contexto de un paciente que no puede acceder al agua.

Un ejemplo lo constituye el paciente de UCI, con trauma encefalocraneano, en quien el edema

cerebral e hipertensión intracraneana se manejan con soluciones hipertónicas.

El efecto primario de la hiperosmolaridad provocada por la hipernatremia, es un desplaza-

miento de agua desde el LIC al LEC, y por ende una disminución del volumen celular, lo que a

nivel del sistema nervioso central puede provocar hemorragia por elongación y ruptura de vasos

sanguíneos.

Los mecanismos de regulación del volumen celular, corresponden en una primera etapa en

la entrada de electrolitos a la célula y posterior reabsorción y síntesis de osmolitos orgánicos

(sorbitol, inositol, taurina, entre otros). Este proceso se completa aproximadamente en 48 horas,

normalizando el volumen cerebral.

Este hecho permite catalogar la hipernatremia como aguda si tiene menos de 48 horas de

evolución y crónicas, con más de 48 horas. Es de vital importancia entender los mecanismos de

regulación del volumen celular y aplicarlos en el manejo de estos pacientes. Una hipernatremia

crónica o de inicio incierto, en que los mecanismos de regulación han retornado el volumen

cerebral a la normalidad, requiere de un manejo igual de lento para normalizar la natremia (2-3

días). Una corrección brusca de la natremia en esta condición, provocará entrada de agua a las

células y edema cerebral.

Alteraciones del metabolismo del sodio I

Hipernatremia

Enrique Álvarez L.

CAPÍTULO 5