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Infecciones en el hijo de madre
inmigrante
Giannina Izquierdo C.
CAPÍTULO 7
Nuestro país está sometido a rápidos cambios epidemiológicos en algunos tópicos debido a la
creciente inmigración. Desde hace un par de décadas Chile ha experimentado un “nuevo patrón
migratorio”, este nuevo patrón consiste en un aumento significativo de inmigrantes provenientes
de países de América Latina y el Caribe, en busca de oportunidades laborales, con predominio
inicial femenina (55%), para trabajar en los servicios manuales y domésticos. En cifras, se alcanza
2,8% de la población con un número estimado de 465.319 al 2015. Tenemos entonces un por-
centaje significativo de mujeres en edad fértil que pueden modificar nuestra epidemiología y debe-
mos apuntar a considerar estos cambios en maternidades y servicios neonatológicos y pediátricos.
Si a esto agregamos la barrera idiomática y cultural, lo anterior se transforma en una urgencia.
El foco, desde el punto de vista infectológico, pudiese estar considerando patologías emer-
gentes como Zika (desarrollado en esta Guía) o patologías ya existentes, pero que rápidamente
aumentan su incidencia; VIH, TBC, hepatitis B, hepatitis C y agregando enfermedades desconoci-
das para el personal de salud que requieren intervención inmediata como HTLV-1.
¿Cómo estudiamos al RN hijo de madre inmigrante?
VIH
Además de lo mencionado en el capítulo específico de esta Guía, considerar:
- Dificultades en seguimiento del protocolo por barreras culturales e idiomáticas, en donde
resulta ideal implementar folleto en créole para población haitiana y contar con facilitador
intercultural.
- Fundamental potenciar el control de embarazo para pesquisa de VIH y comorbilidades.
Virus de hepatitis B (VHB)
Chile se considera un país de baja endemia < 1% y los países de mayor flujo migratorio hacia
Chile (Latinoamérica y el Caribe) de endemia intermedia y alta. Haití tiene cifras muy por sobre
nuestra incidencia: 5,6%, con incorporación de vacuna recién desde 2012.
La transmisión de hepatitis B al recién nacido ocurre fundamentalmente en el parto por la
exposición a fluidos maternos (85%). Un 10 a 15% se infecta durante el embarazo, que expli-
caría la falla en la inmunoprofilaxis (IP) al nacer. Por otra parte, no se ha descrito transmisión por
la lactancia materna a pesar de que se ha encontrado presencia de HBsAg, HBeAg y ADN VHB
en la leche materna. Un metaanálisis en 1.624 lactantes no evidenció un aumento del riesgo
de transmisión por leche materna y un estudio chino con 1.186 hijos de madres HBsAg (+) que
recibieron LM, seguidos a los 8 y 12 meses tampoco detectó infección en el lactante, por lo que
no está contraindicada la LM salvo presencia de grietas en el pezón o lesiones activas en la boca
del recién nacido.
Los principales factores de riesgo de infección al recién nacido es la presencia de Ag e (+),
que se relaciona con una alta infectividad y viremia (+), con valores de carga viral de VHB (DNA)
detectable mayor a 200.000 UI/ml o 6 log
10
ml
-1
.
El riesgo de infección crónica del recién nacido es inversamente proporcional a la edad de
adquisición de la infección. Es así que aquella madre con HBsAg y Ag e (+) tiene un 70-90% de
infectar a su recién nacido y de éstos un 90% evolucionan hacia enfermedad crónica en un corto
plazo. Por otra parte, las madres sólo con HBsAg (+) infectan a sus hijos en un 5 a 20%. Con
la inmunoprofilaxis, el riesgo de infección crónica disminuye a un 10 a 15% en madres con Ag
e (+) y a menos del 1% en aquellas sólo con HBsAg (+). En el adulto el riesgo de evolución a la
cronicidad es de un 5 al 10%.