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calor o alteración de la termorregulación en el hipotálamo; la taquicardia puede ser resultado
de fiebre, schock séptico o hipovolémico, falla cardíaca o arritmias; la bradicardia puede resultar
por aumento de la presión intracraneana o lesión miocárdica (miocarditis, hipoxia, sepsis o toxi-
nas); taquipnea es indicador de patología pulmonar, acidosis (cetoacidosis diabética), síndrome
urémico o intoxicaciones; la hipotensión puede ser causada por sepsis, disfunción cardíaca,
insuficiencia adrenal.
En la
piel,
presencia de cianosis sugiere hipoxemia, la palidez anemia
o
shock
, ictericia disfunción hepática. Lesiones en distintos momentos evolutivos, cicatrices,
equímosis y fracturas en distintas etapas de consolidación nos debe hacer sospechar maltrato.
El examen del cráneo puede mostrar aumentos de volumen, hematomas, laceraciones y equí-
mosis.
El examen torácico permite detectar neumonía y empiema, el examen cardiovascular
puede sugerir enfermedad cardíaca congénita o reumática, que pueden también predisponer
a una endocarditis y subsecuente diseminación cerebral. El examen abdominal es importante
para detectar hepatoesplenomegalia que puede estar presente en enfermedades hepáticas,
metabólicas e infecciones.
Examen neurológico
Los elementos importantes para determinar el sitio de lesión en el sistema nervioso central son:
el nivel de conciencia, lo cual se puede explorar en forma verbal preguntando: ¿está usted bien?
o ¿cuál es su nombre?, si no responde, intentar el estímulo acústico aplaudiendo, si no responde
estimular táctilmente la cara y los dedos (amplia representación cortical), si aún así no obtenemos
respuesta utilizar estímulo doloroso sin causar daño en tejidos, como presionar el dedo del pie,
esternón, cresta supraorbitaria, rama mandibular o pellizco en tejidos blandos de parte superior
del brazo.
Luego, evaluar el patrón de respiración, tamaño y reactividad de las pupilas, movimientos
oculares y la respuesta motora. El fondo de ojo puede demostrar papiledema en el caso de que
exista hipertensión endocraneana por más de 5 días de evolución, y hemorragias retinianas en
el caso de maltrato. Los signos meníngeos pueden estar presentes en la meningitis infecciosa, la
hemorragia subaracnoídea, herniación de amígdalas y trauma craneocervical. La exploración física
permitirá localizar anatómicamente la lesión en el encéfalo.
Estudios complementarios
Exámenes de primera línea
Debemos determinar inmediatamente la glucosa en la sangre mediante tiras reactivas para
descartar hipoglicemia; un recuento de glóbulos blancos en sangre que puede estar elevado o
disminuido en infecciones graves; electrolitos plasmáticos, calcio, magnesio, función hepática
y renal, lactato y gases en sangre arterial, puede evidenciar alteraciones hepáticas, renales,
electrolíticas y metabólicas. Ante una causa incierta considerar análisis de tóxicos en orina o
residuo gástrico.
Imagenología:
Todo niño con compromiso de conciencia debe realizarse un escáner cerebral,
que nos puede ayudar a pesquisar alteraciones estructurales como hemorragia intracraneal,
contusiones, laceraciones, infarto, edema cerebral y herniación. Aplicando medio de contraste,
en las infecciones se puede observar captación meníngea, neurocisticercosis y absceso cerebral;
en las inflamatorias, patrones de compromiso de sustancia blanca y gris como la encefalomielitis
diseminada aguda.
Punción lumbar:
En pacientes con fiebre y sospecha de infección del sistema nervioso central.
Contraindicada si existen evidencias de hipertensión endocraneana, trombocitopenia e infección
en el sitio de punción y, por lo tanto, debe ser diferida y el tratamiento antibiótico iniciado empíri-
camente. En el líquido cefalorraquídeo pedir recuento de células, glucosa, proteínas, gram, cultivo
bacteriano y Ziehl-Neelsen, reacción de polimerasa en cadena para el virus del herpes simplex, los
estudios con látex y otros de acuerdo a la sospecha clínica (hongos o tuberculosis).