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Drogas antitrombóticas
Heparina no fraccionada:
Heparinas de bajo peso molecular (HBPM) y antagonistas de la vitamina K (AO) son las drogas
más usadas. El tratamiento trombolítico es indicado en trombosis que comprometen la vida o el
miembro afectado. Las nuevas drogas antitrombóticas (NOAC) se encuentran en discusión y son
administradas en forma creciente en pequeños estudios clínicos pediátricos.
Anticoagulantes
Heparina no fraccionada: Es difícil de utilizar por la necesidad de accesos venosos, frecuente
monitoreo y dificultad en correlacionar los resultados del TTPA con la anticoagulación en vivo. Se
asocia a osteopenia y a plaquetopenia que es poco frecuente (2,3% en niños en terapia intensiva).
HBPM: Su uso es mayor, comparado con la heparina no fraccionada y AO, por su fácil ad-
ministración y menor monitoreo. Las más frecuentemente utilizadas en niños son enoxaparina,
Dalteparina. Las dosis requeridas en neonatos para alcanzar niveles terapéuticos de anti-FXa son
mayores que en niños.
Anticoagulantes orales: La falta de preparados pediátricos, la necesidad de controles fre-
cuentes, susceptibilidad al uso de antibióticos y a las variaciones dietarias son sus limitaciones. Se
prefiere su utilización en niños mayores de 1 año. Se recomienda un INR de 2-3, basado en datos
de adultos. El riesgo de sangrado asociado al uso de warfarina en la población pediátrica se estima
en 0,5%. El uso prolongado puede asociarse a osteoporosis.
Trombolíticos: Se ha utilizado t-PA en niños, pero no hay acuerdo en cuanto a la dosis. Su
uso se reserva para pacientes con trombosis extensa (TEP masivo), que comprometen la vida o el
miembro afectado porque se ha asociado a alto riego de sangrado (mayor del 50% de los niños
tratados).
Duración del tratamiento
Generalmente, para el tratamiento de TVP, la mayoría de los pacientes recibe 3 a 6 meses de
anticoagulación.
Complicaciones
Las agudas incluyen la progresión del trombo, el TEP y el sangrado asociado al tratamiento
anticoagulante. Dentro de las secuelas a largo plazo se encuentran la recurrencia, la no resolución
del trombo (alrededor del 50% de los casos en la población pediátrica), y el síndrome postrom-
bótico (SPT), reportado en valores que rondan un tercio de los pacientes.
Mortalidad
El Registro Canadiense reporta 2,2% de mortalidad atribuible a trombosis. En un estudio sobre
neonatos la mortalidad relacionada a trombosis fue de 4%. En niños mayores es de 0 a 2%. La
mortalidad global es mayor debido a las graves enfermedades subyacentes de estos pacientes
(ej. cáncer).
Recurrencia
Dependiendo de la duración del seguimiento, la recurrencia de la enfermedad tromboembólica
en la edad pediátrica se estima en 3 a 21%. El valor más alto de recurrencia se ve en niños con
trombosis idiopática (21%), siendo en neonatos del 3%. La recurrencia se relacionó en la adoles-
cencia al abandono del tratamiento. Se han asociado a recurrencia la deficiencia de proteína C,
proteína S y antitrombina, el Factor V Leiden homocigota, la presencia de anticoagulante lúpico
y las trombofilias combinadas. En un estudio la presencia de FVIII y D-D elevados al diagnóstico y
luego de finalizada la anticoagulación estándar, sugiere aumento del riesgo de recurrencia.
SPT
El SPT es una complicación crónica de la trombosis cuya severidad puede variar ampliamente
y ocurre varios años después del evento. El tratamiento es de soporte e incluye el uso de medias
elásticas, elevación del miembro afectado, evitar la bipedestación prolongada y analgésicos.