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Contenido disponible en

www.neumologia-pediatrica.cl

TRATAMIENTO DE LA Neumonía

COMPLICADA

Principios generales

El manejo óptimo del empiema esta dirigido a cubrir los

siguientes parámetros: Estado de la enfermedad, la bacteria

aislada y de acuerdo a ellos, la terapia con antibióticos, la

suplementación de oxígeno, el manejo de la fiebre y el dolor,

el drenaje de la colección cuando es necesario, la hidratación

y nutrición del paciente y el tiempo de remisión a un nivel

más alto de atención.

Manejo conservador

El manejo inicial esta dirigido a la administración de antibió-

ticos específicos, a dosis altas dirigidos contra los gérmenes

detectados en hemocultivo o en el cultivo del líquido pleural,

pero en la mayoría de los casos no se tiene un cultivo que lo

detecte en forma rápida o estos son negativos por la admi-

nistración previa de antibiótico. Se debe iniciar antibióticos de

amplio espectro contra el neumococo y el

S. aureus

que son

los gérmenes más frecuentes, sin tardanza. La mayoría de los

empiemas no complicados causados por neumococo tienen

buena respuesta la penicilina aunque sean detectado algunas

cepas resistentes en los últimos tiempos.

En forma empírica se recomienda para hacer cobertura

de los gérmenes más frecuentes: la oxacilina y una cefalospo-

rina de tercera generación. Se ha reportado trabajos donde

una cefalosporina de segunda generación como el cefuroxime

tiene una buena cobertura para los dos gérmenes, y tiene la

misma evolución y las mismas complicaciones que con los

dos anteriores. Si se sospecha resistencia al antibiótico, una

alternativa es cambiar a vancomocina o a clindamicina

(16)

.

En caso de sospecha de broncoaspiración se debe dar

antibióticos contra anaerobios y

S. milleri

. Los macrólidos

deben usarse cuando se sospeche que el agente causal es

M.

pneumoniae

, pero no debe usarse rutinariamente.

En cuanto a la duración del tratamiento con antibióticos

no existe evidencia exacta acerca de ello. En muchas institu-

ciones se administra el antibiótico parenteral hasta que cese

la fiebre o hasta que se retire el tubo de tórax. Se sigue

con manejo de antibióticos orales de 1 a 4 semanas. Muchos

casos de neumonía con efusión o empiemas pequeños re-

suelven solos con el antibiótico pero en muchos casos estos

son muy grandes y comprometen el estado respiratorio del

paciente y se hace necesario el drenaje con una toracentesis

simple o con un tubo de tórax.

¿Cuándo se debe hacer drenaje de la efusión

paraneumónica?

Se deben tener en cuenta 3 criterios:

1. Tamaño.

2. Síntomas.

3. Tabicaciones o presencia de septos.

1.

El tamaño:

En la radiografía de tórax tomada en

decúbito es pequeño cuando tiene menos de 1 cm de

colección intrapleural, moderado menos de 2 cm y grande

mayor de 2 cm. En la radiografía de tórax tomada de pie:

pequeño cuando tiene opacificado menos de un cuarto del

hemitórax, mediano cuando es más del cuarto pero menos

de medio y grande cuando tiene opacificación de más de la

mitad del hemitórax. La desviación del mediastino ya puede

comprometer la función respiratoria y tener más síntomas.

Según la literatura se considera en pediatría que un derrame

pequeño hasta moderado podría ser manejado conservado-

ramente sin que se refleje mayor estancia hospitalaria o de

presencia de complicaciones, pero que más grandes ya no

serian manejados de acuerdo al tamaño sino a los síntomas

y complicaciones.

2.

Síntomas:

Hace referencia a la fiebre, la taquipnea y la

hipoxemia. El tamaño de la efusión tiene relación directa con

la presencia de síntomas y estos últimos son los que tienen

mayor relación con el pronóstico de estancia hospitalaria y

las complicaciones.

3.

Tabicaciones:

Hace referencia a la presencia de material

purulento y de fibrina, y normalmente en estas condiciones

se hace necesario drenaje además del antibiótico.

Parámetros radiológicos y clínicos deben guiar la decisión

de intervención en las efusiones paraneumónicas. La evacua-

ción se debe hacer:

a. Derrames grandes.

b. Efusión con tabiques.

c. Efusión moderada con síntomas que no mejoran o que

empeoran.

El drenaje debe realizarse mediante una simple toracen-

tesis bajo sedación en el niño mayor. No se recomiendan

toracentesis repetidas

11

. Se debe usar tubos de nominación

pequeña que igualmente son efectivos en efusiones loculadas

o cuando se usa la fibronolisis. Idealmente la inserción del

tubo de tórax debería hacerse en forma guiada bien sea por

radiografía de tórax o idealmente mediante una ecografía.

El tubo se debe retirar cuando el paciente esté afebril, que

se haya controlado su cuadro de dificultad respiratoria, con

buena re-expansión pulmonar y que el drenaje sea menor a

10 ml/día

(17)

.

Manejo conservador más terapia fibrinolítica

Muchos de los derrames paraneumónicos se resuelven con el

antibiótico y el drenaje con tubo de tórax, pero se presenta

con alguna frecuencia que no sucede ello por la presencia de

material fibrinoide y la presencias de loculaciones lo que com-

plica el cuadro y se prolonga el manejo del paciente. En estos

casos se ha recomendado el uso de sustancias fibrinolíticas,

con el fin de cortar el fenómeno fisiopatológico y romper con

los puentes de fibrina y remoción del material fibrinoide acu-

mulado. Para tal fin se usan sustancias como la estreptoquina-

sa y la urokinasa, y el activador de plasminógeno tisular. Son

pocos los estudios realizados en niños, pero se ha visto que

al comparar el uso de estas sustancias

vs

la solución salina para

el lavado de los empiemas si se reduce la estancia hospitalaria

con estos últimos. Las dosis recomendadas son de 40.000 u

de urokinasa en 40 ml de solución salina dos veces al día por

3 días, en niños mayores a 10 kg y para los niños menores

10.000 unidades en 10 cc de solución salina

(18)

.

Neumol Pediatr 2013; 8 (2): 79-85.

Neumonía complicada en pediatría, su manejo: un reto - Agudelo B.