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Contenido disponible en

www.neumologia-pediatrica.cl

El uso de las sustancias fibrinolíticas se ha reportado

como un procedimiento seguro y bien tolerado pero se ven

mayores complicaciones con el uso de la estreptoquinasa

por causar mayores respuestas alérgicas, al ser extraído de

lisados de bacterias al igual que hemorragias (hemotórax y

hematuria) y dolor torácico. La urokinasa es mejor tolerada

por ser extraída de cultivos de células humanas, con menores

respuestas alérgicas y sistémicas

(19,20)

. Otra sustancia que se ha

utilizado como fibrinolítico en los últimos años es la dornasa

alfa (rDNAsa) que tiene efectos mucoliticos y se ha usado

nebulizada y en instilación en tubo orotraqueal, pero su uso

a nivel intrapleural apenas se ha ido desarrollando en unos

pocos estudios especialmente en adultos

(21,22)

.

Manejo quirúrgico

El manejo del niño con empiema, tradicionalmente se ha

hecho con manejo conservador inicial y cuando este falla, se

lleva a un procedimiento quirúrgico. El objetivo del manejo es

remover el material purulento, romper los septos de fibrina,

controlar la infección, lograr la reexpansión y buen funciona-

miento del pulmón.

¿Cuándo se debe hacer?

La decisión de la intervención se debe tomar cuando falla el

tratamiento conservador, o sea que persista la fiebre y el esta

séptico del paciente, cuando aumenten los requerimientos

de oxígeno y en los casos de loculación que no mejoren

con el tratamiento fibrinolítico. Los procedimientos utilizados

son: minitoracotomía, toracotomía con decorticación y la

videotoracoscopia asistida (VATS). La menos invasiva y que

ha tenido resultados muy favorables en los últimos años es la

VATS, con la cual se logra el mismo drenaje que con la mini-

toracotomía, siendo menos cruenta; la evolución del paciente

cuando se hace en forma temprana es muy buena y se acorta

en forma notoria la estancia hospitalaria. Al comparar la VATS

con la terapia fibrinolítica los estudios que se han hecho han

demostrado que tiene una evolución similar pero la decisión

de cual escoger depende de la posibilidad de conseguir un

cirujano entrenado en estas técnicas quirúrgicas

(23)

.

¿Cuál es el manejo del absceso y de la neumonía

necrosante?

Cuando se documenta una lesión abscedada en el pulmón,

se recomienda de entrada el tratamiento conservador con

antibióticos solamente. Pero si tiene una enfermedad o

anomalía de la vía aérea se recomienda la cirugía de ella

tan pronto se haya controlado el proceso infeccioso. Si se

documenta el absceso en una posición muy periférica y no

tiene comunicación con la vía aérea, se podría pensar en un

drenaje con catéter direccionado por una tomografía o por

un ultrasonido. En algunos estudios retrospectivos se vio

que la intervención acorta la estancia hospitalaria y facilita la

recuperación del paciente

(24)

.

La necrosis pulmonar representa la peor forma de enfer-

medad parenquimatosa y no se puede tratar con debriada-

miento pleural. No hay datos publicados que indiquen inter-

venir al paciente por lo cual en estos casos se recomienda el

tratamiento conservador con antimicrobianos. La intervención

en un tejido necrótico puede llevar a sangrados severos e

incontrolables, fístulas broncopleurales y altos riesgos de

neumotórax severos.

Determinar la extensión y severidad de la enfermedad

parenquimatosa en relación a la enfermedad pleural es defi-

nitivo antes de tomar cualquier decisión terapéutica. Si la ne-

crosis es difusa más que el derrame pleural se debe enfocar el

paciente en el manejo de la infección en forma conservadora

y luego determinar si se necesita un procedimiento adicional.

En resumen, los abscesos parenquimatosos y la necrosis

pulmonar deben ser de manejo conservador. Si la fibrinolisis

o la VATS es necesaria por enfermedad pleural concomitante

se deben tener precauciones con la manipulación pulmonar.

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Neumonía complicada en pediatría, su manejo: un reto - Agudelo B.