Cardiología
Déficit de vitamina D eleva presencia de enfermedad cardiovascular
La carencia de vitamina D es altamente prevalente en los Estados Unidos y en todo el mundo. Bajos niveles de 25-hidroxivitamina D (25-OH D), la principal forma circulante, se pueden encontrar en hasta la mitad de los adultos sanos. Se sabe que los receptores de la vitamina tienen una amplia distribución en el organismo, que incluye al tejido vascular, el endotelio y los cardiomiocitos. Una creciente evidencia sugiere que su deficiencia puede afectar negativamente al sistema cardiovascular, pero los datos de estos estudios longitudinales han sido poco concluyentes.
El equipo del Dr. Thomas Wang de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (Boston, Estados Unidos) evaluó a 1739 participantes del estudio Framingham (59 años de edad promedio, 55% mujeres, todos blancas) sin enfermedad cardiovascular previa. El estado de la vitamina D se determinó midiendo la 25-dihidroxivitamina D (25-OH D) y se utilizaron umbrales pre-especificados para caracterizar los déficit de las concentraciones de 25-OH D (<15 ng/mL, <10 ng/mL). Los modelos de regresión multivariable de Cox fueron ajustados para los factores de riesgo convencionales.
En general, el 28% de las personas tenían niveles <15 ng/mL, y el 9% poseía niveles <10 ng/mL. Durante un seguimiento promedio de 5.4 años, 120 personas desarrollaron un accidente cardiovascular. Los individuos con 25-OH D <15 ng/ml tenían un riesgo multivariable ajustado de 1.62 (intervalo de confianza del 95%: 1.11 a 2.36, P = 0.01) para la incidencia de eventos cardiovasculares en comparación con valores superiores a 15 ng/mL. Este efecto fue evidente en los participantes con hipertensión arterial (riesgo de 2.13, intervalo de confianza del 95%: 1.30 a 3.48) pero no en aquellos sin hipertensión (riesgo de 1.04, intervalo de confianza del 95%: 0.55 a 1.96). Los autores observaron un aumento del riesgo cardiovascular a través de las categorías de 25-OH D, 1.53 (intervalo de confianza del 95%: 1 a 2.36) para los niveles de 10 a 15 ng/mL y 1.80 (intervalo de confianza del 95%: 1.05 a 3.08) para los niveles menores de 10 n/mL (P = 0.01). Las conclusiones no se vieron afectadas después de ajustar para la proteína C-reactiva, la actividad física o el uso de vitaminas.
En conclusión, la carencia de vitamina D se asocia con mayores tasas de alteraciones cardiovasculares. Por lo tanto, se requerirán futuros estudios clínicos y experimentales a fin de determinar si la corrección de la condición podría contribuir a la prevención de enfermedades cardiovasculares.
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