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C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl

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Neumol Pediatr 2015; 10 (4): 155 - 159

Historia natural de la tuberculosis. Fisiopatogenia de la infección y la enfermedad en el niño

del interferón y las citocinas; estos procesos están relacionados

además con el complejo mayor de histocompatibilidad (HLA) y

determinarían la susceptibilidad diferencial y heterogeneidad

de la TB. Se están estudiando factores epigenéticos medio-

ambientales relacionados (12).

Los niños están más expuestos tempranamente en el

hogar (cada enfermo bacilífero contagia entre 16 a 20 personas

de su entorno) y son más vulnerables a la infección; su respuesta

inmune aún en sanos es insuficiente para eliminar todos los BK

de la infección, no son eficientes en contenerlos en el granuloma

inicial y pueden desarrollar enfermedad severa y diseminada.

Los factores de riesgo de infección o de progresión a

enfermedad se relacionan directamente con el sistema inmune

del niño quién puede infectarse en cualquier edad pero la

probabilidad, frecuencia y gravedad son mayores cuanto menor

es. El 50% de los expuestos se infectan, con mayor riesgo de

progresión a enfermedad grave, extrapulmonar o diseminación

en <2 años, desnutridos, adolescentes e inmunodeficientes (13).

La mortalidad en <1 año es del 50%. La mitad de enfermos que

no reciban tratamiento morirán en los próximos 5 a 8 años.

Conviene enfatizar que aumentan la susceptibilidad,

progresión, gravedad y mortalidad: la desnutrición, la deficiencia

de vitamina D; la ausencia de BCG; la infección por VIH (20

veces más), los inmunosupresores, antagonistas TNF (Factor de

Necrosis Tumoral) y las condiciones debilitantes: diabetes, falla

renal o hepática, cáncer, neumoconiosis y las infecciones virales

(sarampión, varicela, influenza) y bacterianas (tos ferina).

Hay tres desenlaces posibles del contacto: el niño expuesto no

infectado, la infección latente y quién progresa a enfermedad

activa. Es importante definir estos estadíos; la dificultad radica

en que la transición entre infección latente y enfermedad es un

continum que a veces es indefinido y subclínico.

FISIOPATOGENIA

Transmisión, contagio, inoculación, infección y enfermedad

La principal vía de transmisión y contagio es

por aerosoles que contienen bacilos viables, inhalados por

personas susceptibles en general en espacios cerrados. En

aire ambiente abierto los bacilos se dispersan y mueren por

la luz ultravioleta; algunos permanecen viables en partículas

aerosolizadas de nuevo. La fuente de infección casi siempre es

un adulto o adolescente con lesiones pulmonares comunicadas

al aire que expelen partículas infectantes formando aerosoles

transportadores del BK a través de la tos, el habla, la risa, el

canto, los estornudos y la expectoración.

La contagiosidad depende de la severidad del cuadro,

la frecuencia de la tos, el tamaño del inóculo y la cepa y

virulencia del M. tuberculosis y si la persona contagiosa recibe o

no tratamiento anti-TB.

INFECCIÓN

Los niños se infectan casi siempre por exposición

doméstica o contacto estrecho con un bacilífero del medio

familiar, generalmente padres o convivientes enfermos; otras

fuentes son: cuidadores externos, maestros, expendedores de

comida, etc. Los bacilíferos son la mayor fuente de transmisión

y contagio.

Otras vías de infección de menor frecuencia son la

ingestión, en especial de M. bovis o por contaminación accidental

por las diferentes micobacterias.

La inmunidad natural innata contra la infección

consiste en mecanismos como la nutrición normal, la integridad

cutánea y de mucosas respiratorias y digestivas, sus secreciones

normales, la anatomía de las vías respiratorias, el clearance

mucociliar, la flora residente y las respuestas inflamatorias

e inmunológicas iniciales, representadas por macrófagos,

linfocitos (NK, natural killers) y neutrófilos.

Las microgotas inhaladas que contienen 2-3

bacilos, alcanzan los alvéolos. En niños inmunocompetentes la

respuesta se inicia con macrófagos alveolares no activados y

células dendríticas; los antígenos bacilares alteran las células

epiteliales y producen una inflamación local y reclutamiento

celular (formación de foco de consolidación neumónica); las

opsoninas inducen la adherencia de los bacilos a receptores

específicos del macrófago que se activa para fagocitarlos; por

razones desconocidas, ya englobados por los fagosomas, no son

lisados como otras bacterias, sino que inician su crecimiento y

reproducción; los macrófagos cargados con bacilos migran por

linfáticos hacia ganglios vecinos; allí presentan los antígenos

bacilares a los linfocitos T CD4 y CD8 nativos (indispensables

para contener la infección) y activan los linfocitos T que se

dividen en TH1 (liberan citoquinas, interleuquinas, TNF-b e IFN-γ

e interferon gama) y TH2 (IL-1, IL-4, IL-5 y otras que estimulan

los linfocitos B a fin de controlar la multiplicación y diseminación

bacilar.

Cuando se pierden estas funciones, los bacilos

intracelulares siguen multiplicándose hasta necrozar la célula

huésped y liberarse hacia el alvéolo; las células de memoria

migran hacia el sitio de la infección y median una respuesta de

monocitos y macrófagos para matar a los bacilos posiblemente

por liberación local de óxido nítrico; los bacilos liberados pueden

alcanzar ganglios linfáticos u otros sitios a través de la vía

hematógena.

Al segundo día del ingreso bacilar se inicia la formación

del granuloma que crece en 2 semanas a 1 mm (visible como

un punto grisáceo) y se originan células gigantes multinucleadas

centrales o de Langerhans, que contienen a menudo bacilos

en su citoplasma, rodeadas por macrófagos distorsionados

llamados epiteloides y linfocitos y fibroblastos que forman un

tejido fibroso circunvalar encapsulando la lesión. Posiblemente

por anoxia central y productos del bacilo mismo, en varios días

puede ocurrir necrosis caseosa y al morir los macrófagos, liberar

nuevos micro-organismos; la mayoría de veces se contiene la

lesión y desaparece o deja una cicatriz imperceptible o una

calcificación que atrapa los bacilos y puede ser visualizada

radiológicamente a los 6 meses.

Este período de infección (primoinfección TB) suele

ser asintomático, no transmisible y deja una huella inmunológica

de hipersensibilidad detectable por la prueba de tuberculina

(PPD). El periodo de latencia o incubación entre la llegada del

bacilo y la evidencia de la infección es 8 a 10 semanas. El foco

parenquimatoso, el compromiso línfático y del ganglio satélite,

constituyen el Complejo primario de Ghon que puede dejar una