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Pericarditis

Pablo Gómez L.

Síndrome clínico debido a inflamación del pericardio, que puede dar como resultado la

acumulación de líquido (derrame pericárdico), con eventual taponamiento cardíaco o, menos

frecuentemente, ir a una reacción fibrosa retráctil del pericardio que conduce a la pericarditis

constrictiva. La presencia de líquido pericárdico superior a lo normal (15-35 ml) acompaña casi

constantemente a la pericarditis clínica en la infancia. La patogenia de los síntomas y signos del

derrame pericárdico está determinada por el aumento de la presión intrapericárdica, pero dicho

aumento depende no sólo de la cantidad de líquido sino también de la rapidez con que se acumula y

de las características del pericardio. La acumulación rápida es peor tolerada que la lenta. Se puede

acumular líquido sin elevar significativamente la presión intrapericárdica, a veces la primera

manifestación son síntomas secundarios a la compresión de estructuras vecinas, como disfagia

(esófago), tos (bronquio o tráquea), disnea (parénquima pulmonar), hipo por compresión del nervio

frénico, afonía (nervio laríngeo recurrente).Al subir la presión intrapericárdica se elevan las presiones

de todas las cavidades del corazón y se produce taponamiento cardíaco, que impide el llenado

diastólico, se produce congestión venosa sistémica, compensatoriamente hay taquicardia y aumento

de las resistencias periféricas; al disminuir el gasto cardíaco los pulsos periféricos y la presión de pulso

son pequeños, la presión sistólica está baja. La presión venosa elevada produce distención de las

venas del cuello y hepatomegalia. Todo ello puede derivar en bajo gasto cardíaco y muerte.

Etiología

– No infecciosas (idiopática 40%-86%).

– Infecciosas: Viral (coxsackie, echovirus, paperas, varicela, virus de Ebstein Barr, citomegalovirus,

sarampión, VIH, parvovirus b19), bacteriana (

Staphylococcus aureus,

neumococo, meningococo,

gonococo,

haemophilus,

turalemia, borreliosis,

chlamydia,

tuberculosis, salmonella), fúngica;

parasitaria (toxoplasma, equinococo), enfermedad sistémica (Kawasaki, enfermedad reumática)

mesenquimopatías (lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, poliarteritis nodosa,

dermatomiositis, síndromedeReiter, esclerodermia), neoplasias (primarias ometastásicas, linfomas,

leucosis, rabdomiosarcoma), urémica, síndrome pospericardiotomía, quilopericardio, síndrome

posinfarto miocardio; secundaria a afecciones de los órganos vecinos, enfermedades metabólicas.

– Otras: Trauma, radiaciones, fármacos (anticoagulantes, difenilhidantoína, procainamida,

penicilina, hidralacina, isoniacida, doxorubicina, daunorubicina, dantroleno), quilopericardio,

talasemia, mixedema.

Clínica

Dolor de intensidad y localización variable, retroesternal y precordial izquierdo, irradia-

ción a cuello, trapecios o epigastrio, aumenta al acostarse, con la tos, la inspiración profunda,

o la deglución; y mejora al sentarse e inclinarse hacia adelante; a veces dolor pleurítico. Puede

existir frotes pericárdicos, cuando hay poco líquido; es patognomónico de pericarditis aguda

pero su ausencia no la descarta, cambia entre exploraciones (en espiración, inclinado adelante,

borde esternal izquierdo). Los ruidos cardíacos van disminuyendo a medida que aumenta la

cuantía del derrame, pulso paradojal, dolor abdominal. Al aumentar la presión intrapericárdica

aparecen signos de taponamiento cardíaco. El compromiso hemodinámico se manifiesta con

enlentecimiento del llenado capilar, alteraciones electrocardiográficas, disminución de la

presión sistólica (más de 20 mm Hg en niños) y de la presión de pulso, los niños presentan